Que corta que es la vida que nunca llega para alcanzar todo lo que anhelamos.
Cada minuto siempre se añade al siguiente y como una gota tras otra va formando una corriente.
Es el río de nuestras horas, de nuestros días que con el discurrir de los años siempre acaba terminando.
La vida que siempre deseé, la esperanza que siempre tuve, como sombras de tiempos pasados atrás se quedaron.
No se que ocurrió, pero al abrir la tablet me llegó el mensaje de que alguien a quien no conocía más que de la red acababa de fallecer. El caso es que debía de presentirlo porque el tema de la muerte ya llevaba un rato rondando mi pensamiento. Lo cierto es que la vida solo dura un momento, justo el tiempo que precisamos para apreciarla en su inmensidad. Pero no todos pueden apreciar tal maravilla, para demasiados es solo un trecho entre lo que no tienes y lo que vas a tener, es un conseguir lo que es de otros, es un gastar, un pasar.
Yo, ya no me atrevo a tan siquiera insinuar que es la vida más allá del hecho biológico que nadie pidió tener y que debería de ser privativo y exclusivo en tanto perdure. Y sin embargo hay quienes sin haber tan siquiera entendido el concepto de la vida biológica pretenden dar instrucciones exactas de cómo comportarse en la supuesta vida de más allá de la muerte.
Y sin embargo, a pesar de todas las trabas, orquestadas por un sin fin de complots de imbéciles al mando e incluso de la furia desatada de los elementos naturales con sequías, incendios, volcanes, terremotos e inundaciones, la vida progresa aquí y acullá, nos deslumbra en cuanto nos descuidamos, verás como los niños corren y juegan incluso en el lodazal de sus miserias, los amantes se entregan una y otra vez a la apuesta más importante de sus vidas y de las nuestras, los viejos sonrien bajo sus arrugas mientras el sol del mediodía calienta sus gastados huesos. Sin duda la vida es muy dura de matar y tiende a perdurar y a superar las dificultades.
Decididamente, un día antes de que me vaya a morir quiero vivir la vida. Y tú ¿te unes?.
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