sábado, 26 de enero de 2019

Contexto histórico y antropológico que motiva la novela.



En la segunda década del siglo XXI el mundo sigue sumido en conflictos bélicos por doquier, recién acaba uno es relevado por otro de nuevo y sin embargo para algunos "el mercado necesitaría una guerra o una recesión para despertar", según Goldman Sachs, que es uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo, fundado en 1869.
(Fuente El Confidencial en: http://www.elconfidencial.com/mercados/2017-07-04/el-mercado-necesita-una-guerra-o-una-recesion-para-salir-del-coma-segun-goldman_1409464/)
Para las alimañas de las finanzas la solución a todos los males que ellos mismos crean con su inmensa e inagotable codicia es sumir al Planeta en una guerra devastadora, porque primero harían una caja brutal con la venta de armas y municiones, luego podrían entrar en los planes de reconstrucción de las naciones asoladas, edificarían gigantescos centros hospitalarios para rehabilitar a los millones de soldados y civiles heridos, podrían construir espaciosos cementerios donde honrrar a las víctimas de la masacre y con los beneficios ingentes de sus farmaceúticas para paliar los estrasgos en las mentes torturadas de las poblaciones con malsanos ansiolíticos y antidepresivos, podrían hacerse con las nuevas patentes sacadas de los avances en el arte de matar por las mentes privilegiadas de miles de científicos que habrían desarrollado infinidad de nuevos procedimientos y técnicas con los que humillar y aniquilar a sus congéneres.

En el comienzo de este siglo en el que el hombre debería estar acabando con el hambre y la pobreza, vamos a alcanzar las cotas más altas de desigualdad, seguimos arrasando los recursos naturales como si procedieran de un pozo sin fondo, damos el poder a las mentes más depravadas y nos dejamos arrastrar de nuevo por sus ensoñaciones y cantos de sirena, el conocimiento que nos debería dar la multitud de medios de comunicación parece diluirse como un azucarillo en agua caliente y seguimos creyendo a pies juntillas las mentiras encadenadas de los medios de comunicación vendidos a intereses espurios.

Mientras millones de seres humanos mueren de hambre cada año debido a multitud de factores, unos medioambientales y otros de índole económico e intereses industriales, otros millones de seres humanos sufren los efectos de la perversión de la glotonería, millones de tragaldabas del primer mundo con sus tallas XXL o más si es que existen inclinan una imaginaria balanza del peso humano sobre el Planeta. El consumo exacerbado de las voraces fauces de los pobladores de occidente llegan a dar naúseas a cualquier observador independiente. Las lorzas aberrantes que cubren las miserias de nuestros ciudadanos adictos a la porno carnicería de animales como si comieran delicatesens y lo que hacen es devorar cadáveres solo les puede y debe acercar a la fosa tumularia, y así es que mientras por estos lares devoramos criaturas que agotan las aguas dulces y consumen cuales plagas de langostas las reservas de grano del mundo, envenenando nuestros aires y los de todos con sus pestilentes descargas fétidas de metano venenoso, los pobres del Planeta Tierra padecen los excesos culiniarios de los ricos y han de abonar el óbolo a Caronte para que les lleve al Hades, eso sí después de sufrir por todas las turbulencias del río Aqueronte, como simil a las carencias y necesidades sufridas en vida.

Pero lo peor de todo en este análisis antropológico de la era que me ha tocado vivir, es la sensación que muchos tenemos de la inevitabilidad de los hechos, la impotencia del ser humano ante la absurda gobernación a que es sometido. Pero no lo es por seres de una inteligencia superior, de una raza más poderosa o de un ascendencia divina, estamos sometidos por los peores, por los orates más estúpidos solo rebasados por los neardentales que poblamos las ciudades, que junto a los ignorantes que vamos a votar cada cuatro años somos capaces de aupar hasta los altares donde se manejan los tesoros y las armas de detrucción masiva a los seres más incompetentes y descerebrados del orbe.

Y sin embargo, la esperanza, esa cosa tan del interior de la esencia humana y que nunca nos abandona hasta que lo hace la propia existencia, surge y brota por aquí y por acullá, la susodicha es en muchos casos la fortuna de los más mayores pero siempre aparece de la mano de los más jóvenes, y justo hoy siete de julio de 2017 miles de jóvenes, a los que los medios corruptos del mundo globalizado de los neocoms tildan de antisistemas, se enfrentan al igual que los días pasados a las fuerzas del orden en Alemania, contra la reunión del G20 que es el cartel de la intransigencia de la voracidad de los mercados y del capitalismo más criminal y aborrecible. La esperanza es joven y lleva cazadora con capucha, a veces un pañuelo y lucha a pesar de vivir mejor que sus padres contra la desesperanza y contra la maldad intrínseca de los orates que nos gobiernan y de los empresarios que solo buscan el dinero fácil a costa de quien sea.

© Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015.
Todos los derechos reservados.
Esto es un capítulo de la segunda parte del escrito: ¿Comunicando con Dios?.

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