viernes, 25 de enero de 2019

Al otro lado de tu intimidad.



Había dejado el tema de los fuegos arrasantes de cada estío en un tiempo actual, me parecía estar hablando en los días del presente cuando es de mi interés el escribir sobre el futuro de nuestro mundo; en ese tiempo por venir el hombre habrá de acostumbrarse a perder gran parte de su propia identidad en pro de la común, la comunitaria, la de especie o como queráis llamarla, o hayan a bien dado en llamarla en el tiempo que nos preceda y del cual hago mis cábalas en este escrito. Para el común de los mortales, tú lector (supongo) y yo (lo sé), ésto no nos causará desasosiego alguno, de hecho con cada acto que hago o que hacemos diluímos un poco más nuestra identidad con la comunidad que nos rodea, al ir al super mercado, al usar ropa de un determinado estilo, actual claro está, en fin con cada acto que nos sumerge más y más entre los demás haciendo que los otros nos confundan o apenas si nos diferencien. Para los que no son tan comunes, como los artistas, los ídolos deportivos, los afamados escritores, directores y claro para los políticos que dirigen el mundo, esto de perder la identidad, aunque sólo se trate de un poco de ella va a suponer un tema muy espinoso, porque si algo mueve a esta gente idealizada es su gran amor propio que es inquebrantable y al que no renunciarán fácilmente.

La sociedad del futuro deberá someterse a grandes cambios que ahora tildaríamos de intromisiones en la intimidad, pero será un precio a pagar siempre que estemos conforme en acabar con multitud de crímenes, violaciones, abusos y toda clase de aberraciones que hoy en día soporta la Humanidad en un complicado balance de su propia calificación nominal cuando, a menudo, comparamos la bondad de las cosas y los actos con el calificativo de humanitario.

Y como en el caso de los incendios forestales que arrasan el mundo, no solo España, fuegos prendidos por codiciosos y desgraciados criminales que acaban a menudo con vidas humanas y siempre con propiedades, vidas animales y la imprescindible fronda vegetal para la vida de todos, deberemos prescindir de tramos de privacidad a fin de sobrevivir a la chusma que se cree con derecho a quemar montes y acabar con la vida de otros. Para detener y encerrar a estos depredadores es preciso poner en tierra a cientos de miles de hombres y mujeres que los combatan, con armamento si es preciso.

Al albor de estos apuntes he de decir que el mundo futuro habrá de estar más vigilado y nadie pondrá en tela de juicio que la vigilancia sea extrema, pero no tiránica ni clasista, puesto que alcanzaría a todas las personas independientemente de sus cargos o sus riquezas, y estaría realizada tanto por ciber
máquinas como por agentes humanos. Incluso la justicia y por supuesto la administración estaría controladas y/o supervisadas por estos ciber empleados de los que jamás se podrá dudar.

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