martes, 22 de enero de 2019

Las últimas balas. Requien por 2017 (válido para 2018 y subsiguientes mientras sobreviva cada cual).



Hacía doce días que no retomaba la escritura de esta obra, mejor o peor obra al fin y al cabo es, pero hoy prestaba reemprender el camino de las letras que dicen más o menos lo que quiero. A menudo hablo de nuestra nave espacial que es la Tierra, bien pues esta nave viaja al rededor del sol a una velocidad de 800.000 km/h, y lo hacemos dentro de nuestra galaxia la cual se desplaza a 2.000.000 km/h por las profundidades siderales en busca de ninguna parte en tanto ensancha el propio Universo.

Este año mientras dábamos nuestra rutinaria vuelta al rededor de la estrella a la cual ligamos nuestra existencia, desaparecían miles de especies de seres vivientes en nuestra propia roca estelar, la única que conocemos con vida animal del extensísimo espacio. Muchas de esas especies ni siquiera las conocíamos y ya jamás las conoceremos, otras en cambio eran emblemáticas de nuestra piel de toro, en concreto me refiero al Desmán de los Pirineos un mamífero acuático con el morro en forma de trompeta que vivía en Álava en los ríos el Ayuda y el Inglares, esta mezcla de rata, topo y musaraña ha desaparecido ante la inacción de nuestras autoridades que ya pueden colgarse una nueva medalla a la eficiencia.

El año 2017 ha transcurrido con más penas que glorias, aunque se dice haber acabado con el ISSIS, ello ha costado la inmolación de incontables víctimas colaterales y esos degolladores malnacidos, que sueñan con follar rubias vírgenes durante toda la eternidad, a lo más que llegarán será al banquete de los gusanos que los devorarán y luego cagarán, siguen matando por aquí y por acullá. Antes de acabar el año he empezado a leer Patria una novela de Fernando Aramburu que narra vivencias de dos familias y un pueblo tocados por el crimen de ETA que asesina al esposo de la protagonista, al menos hasta ahora. Es una historia terrible por que cuenta sin crudeza aparente los sentimientos más profundos de sus protagonistas, y todo por una idea de ser distinto y de querer una independencia que nunca les llegó, que nunca llegará y que ni tan siquiera llegó a ser posible.

Y esta novela me ha traído de nuevo a la memoria, si es que no me lo trae a diario la tele y la radio la insensatez catatónica de los catalanes que abducidos por un payaso y una cohorte de imbéciles y tarados que van desde los antisociales de la CUP, pasando por los falsarios izquierdistas de la ERC, que junto a los capitalistas del PdeCat se saltan las leyes que quieren en aras de una independencia que como la de otrora los tiempos de los vascos no va a llegar más que ha destruir tejido industrial, amistades y familias, y construir odio para décadas. Todo por unos seres insensatos que se ríen ante las cámaras con la seguridad del que posee la verdad, acomparsados por una pleyade de gentes de todo tipo y ralea que les cree a pies juntillas que España les roba y erre que erre siguen la corriente en contra de todos los tiempos de la separación por que ellos son más y mejores que nosotros los españoles.

Y mientras recorremos al rededor del sol los últimos diez y nueve millones doscientos mil kilómetros del último día del año, algunos que huyen de guerras, de hambrunas o de ambas morirán ahogados en el Mediterráneo junto a los cruceros de despedida del año de los ricos occidentales que ni siquiera se apercibirán de sus gritos de socorro. Habrá mucha sangre derramada en las carreteras gracias a las prisas de última hora, al uso del móvil al volante o simplemente por culpa de la estupidez de tantos, algún ciclista morirá atropellado por un conductor borracho o drogado porque aún los autos no incorporan un dispositivo que les impida circular en tal estado. En Los Estados Unidos se brindará con el mejor whisky por las nuevas oportunidades que el "America First" les va a dar para arrasar con parques nacionales y naturales, con el Ártico y la Antártida. Las multinacionales del crimen planetario seguirán devastando los bosques del planeta para plantar la palma con la que atiborrar al ganado humano occidental. Dejarán un legado mortal de venenos en la atmósfera que ya tiembla por doquier, en las aguas que ya no pueden con tanto plástico y tanto vertido nuclear, petrolero y otras barrabasadas. Los cardúmenes de peces infectados por un placton plastificado con micropartículas irán matando a los hombres y mujeres de la Tierra, en tanto éstos irán agotando una tras otra las especies que aún cohabitan nuestra nave sideral. La desesperación animal por el continuo maltrato, el terrible exterminio, la brutalidad humana y su insaciable apetito se volverá contra la humanidad por el karma. Padeceremos la barbarie humana sobre nuestras carnes y la de nuestros hijos, violados y apaleados por seres sin piedad que nosostros mismos hemos creado. Las armas caeran sobre nuestras ciudades al igual que las hicimos caer sobre las de los otros hombres y mujeres. Nuestras tumbas rebosaran y en la timbas del dinero fácil nuestras esposas se prostituirán, nuestros hijos dilapidarán nuestros ahorros y los bancos se quedarán con todo. La sociedad de la estupidez llegará a su límite de velocidad y en la última curva, sonarán balas como ráfagas que pararán nuestra marcha a ninguna parte.

Feliz noche vieja y próspero año nuevo 2018.

30 de diciembre de 2017.

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