sábado, 26 de enero de 2019

Oración por el futuro.



Ojalá que nuestra tecnología nunca deje atrás a nuestra filosofía. Ojalá que nuestro poder nunca supere a nuestra compasión. Y ojalá que el motor del cambio no sea el miedo, sino el amor (el título de este escrito y el inicio que está  retocado son de la novela de Dan Brown "Origen") .

Lo cierto es que la citada novela del escritor estadounidense no me ha gustado demasiado al carecer, a mi entender, de alma artística y ser un producto en exceso artificial y más bien comercial, claro que esta reseña y otra que sigue a continuación de estas líneas, las incluyo porque encajan a la perfección con mi forma de ver las cosas.

Nos encontramos en un extraño punto de inflexión de la historia, una época de agitación mundial en la que nada parece ser como habíamos imaginado. Pero la incertidumbre siempre precede a los grandes cambios. Siempre hay inquietud y miedo antes de las transformaciones más profundas. Debemos depositar toda nuestra fe en la creatividad humana y en el amor, porque esas dos fuerzas, cuando se combinan, tienen el poder de iluminar las tinieblas (de la novela "Origen" de Dan Brown).

Y este agregado de Dan Brown me invita a pegar un apartado de un escrito mayor que acabé hace un tiempo titulado "Hacia un mundo mejor", el apartado lo denominé:

La unión hace la fuerza.

Con un eslogan tan antiguo se debe comenzar el nuevo camino, y aunque a lo largo y ancho del mundo muchos ya lo aplican, no parece ser suficiente, hay mucha distancia entre los frentes que se acometen y diferencias de actuación; en realidad aunque haya cierta unión no parece que sea entre todos los que buscan amanecer en un mundo mejor, hace falta una verdadera unión entre los grupos, partidos, ongs y luchadores por el cambio necesario.

Aunque esto parezca un alegato más de otro sonado, que no digo que no, en realidad es solo lo que es, un sueño hecho escrito que muy pocos leerán, casi nadie seguirá y de seguro que descansará en el olvido de las causas que jamás se llegarán a librar. Pero dicho ésto nada me impide intentar remover conciencias y llamar a las cosas por su nombre.

Los enemigos no descansan y aunque están tan desunidos como los caballeros y damas del bien, son tantos y sus actos tan impactantes que cada segundo que pasa su huella en la humanidad y en el planeta se hace más y más profunda. El enemigo es cualquier desgraciado ya sea persona, empresa o gobierno que no provea a sus actos de la justicia debida, que se crea un ser o un ente superior y que así actúe con sus actos o sus omisiones.

Los amigos, los caballeros y las damas del bien son todos los que individual o colectivamente luchan y trabajan por que la justicia alcance a todos los seres, humanos o animales, y buscan con su determinación defender a la tierra, a las plantas y a todo lo que alcanza la vista desde por la mañana hasta que llega la noche. En el mundo son millones, unos están en las barricadas en el cuerpo a cuerpo contra las fuerzas de los opresores y de los destructores que en base al beneficio o el interés de no se sabe bien qué general destruyen y pisotean todo lo que les viene en gana. Otros se enfrentan día a día en soledad a la cura y cuidado de nuestros hermanos caídos en desgracia por la pobreza o el infortunio, las guerras o la enfermedad, arriesgando sus vidas y su libertad en pro de los otros. Y son millones los que colaboran con dinero para que los primeros puedan enfrentar el trabajo arduo y difícil que se empeñaron en llevar a cabo, apoyan a todas las ONGs habidas y por haber, y aplauden el arrojo y el valor de los que salen a diario a luchar contra el abuso y la pasividad de los gobiernos, las empresas y los malditos ciudadanos cobardes y estúpidos que no ven más allá de sus pequeños ombligos.

De seguro que el mundo seguirá en pie durantes cientos de miles de años, esto es incontestable, lo que no está tan claro es si serán los humanos habitantes del planeta azul los próximos milenios o habremos conseguido extinguirnos nosotros mismos por nuestra supina estupidez. Estamos en guerra, en una guerra no declarada pero que todos los días suma millones de víctimas, ya sean animales que asesinamos masivamente o especies que extinguimos, ya sean humanos que por el color de su piel, sus creencias místicas o su procedencia disparamos, arrestamos, torturamos y envenamos hasta que la muerte les alcanza. Gobiernos criminales de todo el mundo, color y procedencia usan sus poderes para machacar a nuestros hermanos, derrochan el caudal de inteligencia que sus miserables dioses les otorgaron para mancillar el planeta y explotar los recursos naturales y a las personas que habitan sus naciones. Creo que si queremos un mundo mejor deberíamos empezar a tomar en serio al enemigo y plantarle cara como desde siempre los pueblos valientes han hecho cuando se han levantado contra los sátrapas.

Y ahora que ya sabes quienes son los buenos y quienes los malos, contesta en conciencia, ¿de qué lado estas?.

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