sábado, 26 de enero de 2019

Tengo tantas cosas sobre las que escribir...



...que me siento abarrotado, lleno, apunto de reventar con tantas ideas que plasmar en la Red o en una libreta como antaño.
Yo me considero un filósofo porque filosofo, así mismo me considero un escritor porque escribo, pero sobre todo me considero un fracasado porque vivo un fracaso.
El fracaso de la Humanidad es patente y evidente, y como integrante de ella me siento parte del fracaso.
Las religiones se inventaron para adorar a los dioses; pero degeneraron en postulados para señalar al diferente, al que creía en otra forma de divinidad, en las palabras de un dios distinto, en un destino diferente oído de sus propios oráculos.
Las armas se inventaron para defenderse de las alimañas, de los asaltantes, de los invasores; pero degeneraron y empezaron a ser usadas para la agresión meditada, como dotación de ejércitos cada vez más poderosos, para el insano ejercicio del ardor guerrero, para satisfacer los peores deseos de las peores personas.
Las monedas se inventaron para el intercambio de productos y mercaderías dispares; pero degeneraron en pura avaricia y mecanismo de diferenciación entre clases, la clase de quienes lo poseían y la clase de quienes lo carecían, dejando de ser moneda de cambio a ser motivo de exclusión.
Los conocimientos se inventaron a sí mismos para generar nuevos conocimientos, desarrollando nuestras mentes y nuestras posibilidades de éxito en todo cuanto emprendía la Humanidad; pero degeneraron en guetos de iniciados, en recintos del saber cerrados para la divulgación, en sectas de brujos que atesoraban el conocimiento de nuestros antepasados apropiandose de ellos como propios y privativos de una estirpe superior a los demás.
Los tribunales se inventaron para dirimir las disputas sin que la sangre llegara al rio; pero degeneraron en perfectos engranajes del oprobio, de la venganza y del abuso continuado de los que tienen el poder contra quienes lo padecen.
Las leyes, por último, se inventaron para que cada cual supiera como podía avanzar en sus intereses sin inferir en los intereses de los otros; pero degeneraron en formulaciones abstractas que solo valían para cercenar los caminos por los que avanzar en las legítimas espectativas de la mayoría, doblegando voluntades y oprimiendo al débil en favor del fuerte y del poderoso.
Si, definitivamente me siento un fracasado. Lloremos por lo que estuvimos a punto de tener porque lo inventamos, pero que jamás alcanzaremos.

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