martes, 29 de enero de 2019

Call Malta.



Mucho se habla en los últimos tiempos de que en un futuro la Humanidad tendrá que habitar otro planeta; las causas más probables para iniciar tal viaje son las relacionadas con los cataclismos espaciales del tipo de la colisión de un gran asteroíde. Pero últimamente se ha unido al corro de los agoreros Stephen Hawking, quien ha hablado del futuro, y no es que prevea buenas noticias. (Podéis leer algo más en http://www.labioguia.com/notas/stephen-hawking-ha-hablado-del-futuro-y-no-son-buenas-noticias)

Yo, al contrario que todos estos sabios y futurólogos, creo que una escapada a otro planeta no tiene ningún sentido, aunque nos enfrentemos a una catástrofe natural o provocada por la insensatez humana es mejor hacerse fuertes en la Tierra que tratar de alcanzar otro planeta que estaría expuesto o expondríamos a los mismos problemas; y porque tal huída como solución no abarcaría ni a una mínima parte de la población actual y menos futura, en una o unas naves que no alcanzarían una velocidad de crucero suficiente para hacerlo viable, con una tripulación y pasaje tan inestable como nuestra especie y tan dada a las masacres, al crimen y al abuso sobre los demás, a mí me da que no llegaría jamás a su destino porque algún cretino montaría un poyo sideral y la liaría, provocando el colapso y la autodestrucción de la nave o naves.

Stephen Hawking apunta que la hecatombe está muy próxima aunque yo no la veré casi con toda seguridad, él no cree que la vida en la Tierra supere un siglo más, vamos cien añitos que no son nada, y las causas la estupidez congénita humana que va a acabar con el planeta sin necesidad de que lo haga un asteroíde asesino. En fin no creo necesario enumerar las barbaridades que estamos haciendo porque entre otras cosas todos somos culpables en cierto grado y no me contéis historias en los comentarios que no me los trago (esto va para los lectores que lo lean en un medio en el que se pueda comentar el texto).

En cualquier caso para muchos la existencia acaba de una forma trágica ante el absoluto desprecio de sus semejantes, eso es lo que ocurrió a 113 kilómetros mar adentro de Lampedusa (Italia). Ourrió el 11 de octubre de 2013, ocho días después del gran naufragio de Lampedusa en el que murieron 368 personas y una semana antes de que Italia pusiera en marcha la operación Mare Nostrum, con la que rescató en un año a unas 166.000 personas. La descoordinación entre las autoridades italianas y maltesas provocó que murieran ahogados 268 personas, 60 de ellos niños, pese a que los refugiados se habían puesto en contacto en varias ocasiones con los servicios de emergencia. (Fuente Cadena Ser en http://cadenaser.com/ser/2017/05/08/internacional/1494272175_302582.html)

La Tragedia en el Pabellón Madrid Arena fue un suceso provocado la madrugada del 1 de noviembre de 2012 en el pabellón Madrid Arena, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, en el que fallecieron 5 chicas durante una macrofiesta de Halloween protagonizada por el DJ Steve Aoki. Rocío Oña, Cristina Arce y Katia Esteban, todas de 18 años, fallecieron esa misma noche en el recinto, mientras que la menor Belén Langdon de 17 años y María Teresa Alonso de 20 años lo hicieron en el hospital una y cuatro semanas más tarde respectivamente. (Fuente La Wikipedia)

La tragedia de la noche de Halloween del 31 de octubre, causó más indignación, a medida que avanzaban las investigaciones y se conocían detalles sobre la descoordinación y la frialdad con que respondieron los servicios de emergencia del Samur a las dramáticas llamadas de socorro de amigos de dos de las cinco jóvenes que perdieron la vida. «Se está muriendo. (...) Por favor vengan ya», se escucha en la primera de las conversaciones grabadas, de las que se hizo eco El Mundo. «Vamos con la chica en brazos. (...) Estamos saliendo hacia el aparcamiento», dice otro amigo. Sin embargo, desde la centralita lo único que les responden es que las lleven al punto donde se encuentran las ambulancias, «hasta la puerta del Ángel con el paseo de Extremadura», a un kilómetro del lugar. Uno de los operadores que atendió las llamadas, con tono distante y desganado, llega a decir: «Oye, ¿has bebido?». (Fuente El Periódico)

Y al igual que en la tragedia de Lampedusa en la que a los operadores (hombre y mujer) se les oye insistir que llamen a Malta que está más cerca, a pesar de que el demandante de auxilio les hace saber que no le queda saldo o bateria y de que lo cierto es que Lampedusa estaba a 113 km y Malta a más de 200 km y con muchos menos medios de socorro, dejan a su suerte a sus semejantes, abandonados a las puertas de la muerte.

Mientras la Humanidad, cada uno de nosotros no empecemos a cambiar, mientras sigamos mirando nuestros ombligos con la complacencia de simios insolidarios, mientras no seamos capaces de empatizar con el sufrimiento de los demás y dejemos morir en la miseria, bajo durísimas hambrunas, baleados, violados, masacrados por las propias armas que fabricamos, mientras sigamos votando a los inhumanos gobernantes que solo adoran y aman a su podrido dios del dinero  y pasean orgullosos sus vanidosos culos entre las alfombras del poder y bajo la calidez de las costosas lámparas que iluminan sus asquerosas caras pintadas en carísimos cuadros pagados con el dinero robado a los dependientes y a la investigación, mientras que no digamos basta ya, debemos empezar a construir la nave de las ratas que abandonarán más pronto que tarde la Tierra, la bella bola sideral que cual cisne blanco entre negras ánades habita el frío universo en donde las extravagantes naves de los que huyan habrán de purgar durante décadas antes de estallar en millones de pedazos ante la lujoriosa imagen del tintinear de los astros y las estrellas.

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