martes, 22 de enero de 2019

Las últimas balas. Reflexión antes del gran salto al vacío.



Hay muchos hombres y mujeres que no comparten mis peores augures sobre el fin de la Humanidad, justamente de la misma forma en que no los comparten con nuestros sabios que ya no quieren ni hablar del momento en que nos encontramos. Están hartos, lo han intentado todo, propusieron que nos adaptáramos en cómodos plazos a la nueva lógica del crecimiento sostenible, nos avisaron de que un grado más de aumento en la temperatura global era algo insostenible, era un escenario nunca visto, que cualquier cosa podría suceder y está sucediendo. Arde el sur de Francia y el de Estados Unidos, aunque nuestros gobiernos no reaccionarán hasta que ardan los árboles a las puertas de Estocolmo y los de la avenida de Pensilvania.

Yo se que ya hemos cruzado el umbral del no retorno, ahora debemos de prepararnos para pagar el alto precio que se nos va a exigir. Tuvimos la ocasión con los primeros cónclaves internacionales de poner en marcha medidas para detener el cambio climático.
1ª oportunidad. En 1985 (hace 32 años) en Viena se realizó la primera conferencia internacional para concetar medidas con las que restaurar el recíén observado agujero en la capa de ozono sobre el Polo Sur y que provocaba un incremento muy peligroso de Rayos Uva sobre el continente de la Antártida.
2ª oportunidad. El Protocolo de Montreal derivado de la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, y que pretendió reducir la producción y el consumo de numerosas sustancias que se habían estudiado que reaccionaban con ella y eran responsables de su destrucción. El acuerdo fue negociado en 1987 (hace 30 años) y entró en vigor el 1 de enero de 1989.
3ª oportunidad. El 11 de diciembre de 1997 (hace 20 años) los países industrializados se comprometieron, en Kioto, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases de efecto invernadero. Los gobiernos signatarios de dichos países pactaron reducir en al menos un 5 % en promedio las emisiones contaminantes entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990.
4ª oportunidad. El Acuerdo de París dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global, su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto.

Nada de lo propuesto y acordado se ha llevado a efecto, y las consecuencias están ad portas.
Y a pesar de que este último intento ya se da por fallido, ya que nadie parece dispuesto a dar a torcer su brazo, de hecho USA ya ha avisado que se lo pasa por el forro de los cojones, y ha mandado al ejército al Ártico para defender a sus empresas extractoras que van a ir hasta allí para hacerse con el oro, el petróleo, el gas y todo lo que puedan arrasar, porque para el tarado de la Casa Blanca: first America.

Estamos más perdidos que una miserable aguja en la madre de todos los pajares. Y solo queda una solución, aparte de que nos invada una sociedad alienígena, tenemos que parar ésto. Veréis, nadie lo va a hacer porque el mundo, sus habitantes dominantes son primates venidos a más, bueno somos, el que suscribe también. El caso es que como digo al principio vamos a pagar, bueno ya lo estamos haciendo solo que algunos se compran lujosas y bien equipadas mansiones para pasar de los cambios. Aún así estos les van a perseguir donde vayan. Con la escasez y la hambruna vendrán los asaltos y la inseguridad, con los cambios del clima, llegarán como ya sucede los desbordamientos, los incendios, las lluvias torrenciales, los desastres una tras otro, y sumando sin parar; y con las catástrofes surgirán millardos primero y millones de indignados después, porque los gobiernos no tienen ni pajolera idea de qué hacer para evitar la que se les avecina.

Cuando los hombres, algunos sabios decidan apartarse de sus congéneres, disparando a todo lo que se mueva, el mundo solo tendrá una salida, y será hacia abajo. El hombre habrá de adaptarse y después de defender su territorio, con los restos de la tecnología y los conocimientos acumulados, se desarrollarán ciudades independientes semienterradas con cúpulas transparentes. Estas ciudades naciones se irán enlazando con vías subterráneas o semi subterráneas, la produción alimenticia basada en hortalizas, cereales y frutas se hará bajo techo e iluminación artificial, las carnes y pescados a base de más tecnología en laboratorios y con maquinaria del 3D. La energía será otro adelanto que nos salvará como especie y potenciará la recuperación del planeta. Se producirá solo energía limpia y renovable. El mar, el sol, el viento, los pozos abisales, y nuevos adelantos que ahora son de ciencia ficción. El hombre se apartará de la fauna que volverá a ser salvaje, los mares liberados de la presión humana, y la biodiversidad vivirá una nueva etapa de prodigios. De ella extraeremos conocimientos, y observaremos la vida y su evolución. El hombre dejará crecer los bosques y los páramos, los montes reverdecerán y la Tierra dejará de brillar con luces de neón para hacerlo con vida como jamás han visto los tiempos. Aprovecharemos las sabias de las plantas y las cortezas de los árboles ignotos para dotarnos de fuentes de salud. Estaremos a la vera de las especies animales y vegetales para darles nuestro apoyo, y curar sus heridas, ya nunca más para esquilmarlas y llevarlas a la extinción.

Pero eso sí, antes habremos de pagar el alto precio que se nos va a exigir por nuestra insolencia, por nuestra poca humanidad.

El mes pasado en Bonn finalizaba el día 18 de noviembre, la penúltima cumbre sobre el clima, también conocida como One Planet y en el que las naciones acordaron lanzar un proceso para aumentar los niveles de ambición de la acción climática antes de 2020. Ese acuerdo puso punto y final a la conferencia sobre el clima de la ONU (COP23) que se celebró en la ciudad alemana de Bonn.

Los delegados, procedentes de más de 190 países, se comprometieron a entablar un proceso durante en los próximos 12 meses para analizar "¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde queremos ir? Y, ¿cómo llegamos hasta allí?”. La decisión llega en medio de un importante respaldo con los numerosos anuncios positivos que durante estos días han hecho representantes de gobiernos, ciudades, estados, regiones, empresas y de la sociedad civil.

Este proceso se denomina “Diálogo de Talanoa” inspirado por el concepto tradicional de diálogo constructivo originario del Pacífico. Este diálogo va a poner las bases para que, en la conferencia de 2018, en Polonia (Katowice
https://unfccc.int/es/news/katowice-acogera-la-conferencia-de-la-onu-sobre-cambio-climatico-de-2018-cop24) se revisen al alza los planes nacionales de acción climática necesarios para poner al mundo camino de lograr los objetivos para antes de 2020, y los objetivos de largo plazo del Acuerdo de París que está a punto de cumplir dos años (Fuente UNFCCC en https://cop23.unfccc.int/es).

En esta reunión se ha excluído al yankee bastardo.

14 de diciembre de 2017

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