martes, 22 de enero de 2019

Las últimas balas. El orden y otras cuestiones del escrito.



Tratándose de una obra un tanto sui géneris voy a tratar de explicar cómo van a aparecer los apartados de la misma y de qué temática tratarán. Obviamente y fiel a mi estilo no he previsto realizar un esquema previo de lo que voy a tratar, solo el concepto general del objeto de mi particular escrito, y este no es otro que la vida misma. El escrito tratará de filosofía pero desde el punto de vista de un lego que es lo que soy, al menos bajo la perspectiva de la doctrina oficial. Los apartados de la misma irán apareciendo desordenadamente al menos en apariencia, al igual que aparecen las galaxias en el universo que lo hacen sin un patrón previsible, o lo hacen los humores de los cuerpos de los seres vivos cuya disposición de no haber sido nunca mostrada apenas si hubiéramos podido intuírla, o como observamos la rutina de las personas en su día a día tan diferentes las de unas de las de otras, pero también como la mezcolanza de seres cohabitantes del planeta y tanto de los que aún resisten la masacre absurda de especies que llevamos a cabo como de aquellos que ya jamás serán vistos por ser vivo alguno, y sin embargo el objeto del estudio de esta ristra de letras, carácteres y datos que irán conformando las frases con las que se construirán los capítulos o apartados para entre todos ellos conformar una estructura legible tan fiel a su objetivo como pueda ser la intangible sabiduría que se supone disponemos todos y cada uno de los seres humanos, entre los que nos incluímos como no podría ser de otra forma, faltaría más. Y la temática de los apartados de tamaña construcción, que ya veremos si consigo acabar, pues siguiendo la línea que me caracteriza irán abordando al salto de la mata aconteceres de la vida diaria, formas de entender las cosas, personajes cercanos y otros lejanos, el pensamiento de los mosquitos o la insensatez de las cucarachas que heredarán a pesar de todo La Tierra.

Hace algún tiempo decidí no volver a escribir, cansado de hacerlo en una etérea pizarra oculta en una sima profunda, pero aún así y a menudo bajo compulsivas reticencias volvía a hacerlo, me ponía frente a la hoja pálida del escrito nonato, de la pasión no eyaculada, del orgasmo incontrolado y facilón. Ofuscado por temores inconclusos que hacían temblar mi mente ante el oráculo de la opinión ajena, forzaba la salida de mis exabruptos sin orden ni contrato. Ahora ante la inefable presencia de los últimos días que presiento cada vez más cerca, me siento tentado a poner punto por punto, letra a letra cual si fueran brochazos en un lienzo inmenso mi verdad, mis más profundas creencias, todas y cada una de mis dudas, para que a través de ellas y al igual que si fuera un hijo nacido de mi estulticia, de mi brillantez, de mi locura o de mi osadía dejar un legado que tal vez vaya a descansar en alguna oscura grieta el resto de los tiempos de la Humanidad.

24 de noviembre de 2017

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