miércoles, 23 de enero de 2019

Con mis mejores deseos.





Con mis mejores deseos.

A todos los seres que pueblan el planeta Tierra, humanos o no; a los humildes y a los poderosos, a quienes viven en palacios y a quienes lo hacen en pequeñas moradas, a quienes sueñan con la casa de sus sueños y a aquellos que la maldita crisis, los banqueros sin alma o una absurda guerra les ha quitado la suya.

A los hijos de los triunfadores, de los príncipes y de los ricos entre los ricos pero sobre todo a los niños que sufren, que perdieron a sus padres, que padecen la enfermedad o que pasan hambre y vagan como fantasmas invisibles para ésta humanidad tan vana.

A todos los hombres que tienen un trabajo digno y a aquellos que lo perdieron por la avaricia de los empresarios, las reformas del gobierno de turno, sobre todo de los de derechas, que siempre perjudican al obrero o por cualquier otra causa; a todos los hombres y mujeres que son explotados por otros hombres y mujeres, laboral, física o de cualquier forma.

A aquellos que deben acudir a las batallas de las guerras que otros que nunca irán han provocado, a los hombres y mujeres buenos que sin ser llamados a ellas acuden a la primera línea de fuego para socorrer a los hermanos heridos y enterrar a aquellos que perdieron sus vidas en un combate que jamás comprenderán.

A todos los sabios y sabias que gastan sus vidas investigando para descubrir la causa de las enfermedades, de avances científicos o de cualquiera de las preguntas que se hacen sus iguales un día sí y otro también.

A aquellos que vigilan que las leyes se cumplan, policías, jueces y abogados aunque todos queramos que arrimen nuestra sardina a las ascuas.

A los políticos que cada cuatro años nos piden nuestro voto y que luego olvidan sus compromisos y a los que cumplen lo prometido y a menudo más.

A los animales que son masacrados para quitarles su piel, su espacio vital o sus aletas, cuernos o colmillos. A los que son asesinados por el placer de la caza o para hacer una magia que nunca funcionará. A los que explotamos para devorarlos sin tener con ellos el más mínimo respeto y a menudo dándoles una muerte cruel. A los que herimos y torturamos entre vítores a toreros sin alma. A los que acorralados en aguas poco profundas para en recuerdo de gestas o costumbres remotas asesinarlos anegando las aguas con la sangre de los inocentes.  A las especies que hemos extinguido por nuestra codicia o por nuestra estupidez y a las que vamos a extinguir.

Y a todos y todas a los que no me he referido pero que están en mi mente y en mi corazón.
A todos, con la excepción de los hombres y de las mujeres que en su mente, en su alma y en su corazón solo hay sitio para el odio, la avaricia y la maldad.

A todos os deseo un mejor año que el pasado, que se cumplan vuestras expectativas y esperanzas siempre que respetéis a vuestros semejantes, a los animales y a este maravilloso y único planeta que nos sirve de morada y será donde un día descansemos.

Un beso o un fuerte abrazo, elegid.

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