domingo, 27 de enero de 2019

El Arca de Gaia. Parte tercera.



El Hijo de Dios.

En el año 2033, después de una gran tormenta con amplio aparato eléctrico que llega a cubrir de nubes la ciudad de Jerusalén y envuelven la cima del llamado monte de los Olivos ubicado en el valle de Kidrón, al este de Jerusalén, un hombre joven de unos treinta años, alto, hermoso y bien formado, baja del monte apareciendo de entre la bruma ante los ojos atónitos de cientos de turistas religiosos que permanecen dentro de sus autobuses refugiándose de la tormenta que sorprendentemente amaina de golpe. El joven viste una túnica blanca y calza unas humildes sandalias, parece salido de los cielos, y el sol que reaparece súbitamente refleja sus rayos en el pelo y en las ropas mojadas del hombre.

La noticia salta por las redes y los periódicos y televisiones de todo el planeta propagan el "milagro", un hombre que viste como lo hacían los judíos hace dos mil años, que habla en arameo y que cientos de personas juran haberlo visto bajar de una nube en el monte de los Olivos, no puede ser otro que aquél que él mismo dice ser, el Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, que ha regresado para iniciar los preparativos del Juício Final. El impacto mediático, en un mundo convulsionado por la más que evidente enajenación de los mandatarios de las grandes potencias del mundo, es tan brutal y expansivo que el Sumo Pontifice de Roma, el Papa Judas I coge el jet papal y pone inmediato rumbo hacia el aeropuerto internacional de Jerusalén.

La decisión del Papa único en la larga historia de la Iglesia Católica que se ha atrevido a dirigir el rebaño de Dios con el nombre del que traicionó a su Hijo, no ha sido cosa de un arrebato. Una fuente de su entorno más próximo afirma que al igual que el nombre se lo dictó Dios en un sueño, en ese mismo sueño le advertía de la próxima vuelta de su Hijo. Y vistos los acontecimientos parece ser que el Sumo Pontífice cree a pies juntillas que en verdad quién bajó del monte de los Olivos de la misma forma en que según los Santos Evangelios dicen que ascendió es el Hijo del Padre... y hacia él va.

Algo se mueve.

Año 2032 elecciones generales en España. El mundo está convulsionando como un enfermo terminal debido sobre todo a la división social que se ha instalado desde hace unos años, situando una barrera física y perceptible entre ricos y pobres; los primeros controlan sus industrias, emporios y propiedades con toda clase de robots ya no precisan de los segundos como mano de obra, si acaso para divertimento, sexo o violencia. España no es menos, pero antes de que se puedan aprobar reformas constitucionales que institucionalicen tamaños abusos, el pueblo revienta y provoca una auténtica revolución, la familia real escapa ante el cariz que toman las cosas, despegan en un jet privado desde el aeropuerto de cuatro vientos rumbo a los Estados Unidos donde el Potus mantiene a raya los disturbios usando sin reparos unidades robots antidisturbios. Los ministros del Gobierno y el Presidente Rajoy que lleva ya seis mandatos consecutivos y con 77 años a sus espaldas han huído en desbandada, aunque el Presidente permaneció en el Palacio de la Moncloa hasta que una masa enfurecida empezó a saltar por las tapias del complejo presidencial. Un helicoptero lo sacó in extremis rumbo a la frontera de Portugal.

El líder del Frente por el Cambio, un Pablo Iglesias que ya peina canas se convierte a sus 54 años en presidente por aclamación popular. El político madrileño ordena a los Tribunales Populares auto constituídos liberar a los políticos electos y ordena a la población que acate las leyes vigentes. Ante la Cámara de Diputados y frente a las señorías electas en las últimas elecciones, solicita sea investido provisionalmente como Presidente del Gobierno de España, no precisa la aprobación de la otra Cámara porque el Senado hace años que fue eliminado. Los diputados del Tripartito Constitucional y sus aliados votan en masa a favor concediendo el visto bueno de la Cámara.

La primera medida, tras nombrar ministros, es la de convocar elecciones generales inmediatas y urgentes, con solo dos días de campaña electoral oficial, cosa que hace mediante ley aprobada por el Congreso por la vía de extrema urgencia. No sé si deberíamos haber desobedecido la aclamación popular y si ganan de nuevo los del Tripartito. Mira Iñigo, ya sabes lo cabezón que soy, si aceptamos ese mandato nunca vamos a estar legitimados para hacer lo que tenemos que hacer. Las leyes solo pueden provenir de la ley y yo aún no conozco ninguna ley que exprese eso de la aclamación popular, la gente, el pueblo debe expresar su opinión en las urnas y punto. Punto Pablo, punto Presidente. Eso es. El Presidente pasa su mano por el hombro de Iñigo Errejón su eterno compañero, y ambos abandonan el hemiciclo camino del recien inaugurado Eurobuilding 5 que ha sido requisado por el nuevo gobierno como sede de presidencia debido a su futurista construcción y a su situación estratégica al lado de la Puerta del Sol y a unos pasos del Congreso, ocupando la zona entre las calles Carretas, Espoz y Mina y la Carrera de San Gerónimo.

La victoria electoral del Frente por el Cambio, con el lema "Ahora o Nunca" es aplastante y deja al Tripartito con solo seis diputados, que como reconocimiento a las minorías, se les cede los primeros escaños del ala derecha del hemiciclo, los que antes ocupaban el partido del líder de la oposición, y aunque ahora la citada oposición no tenga posibilidad alguna de ejercitarse como tal, se le reconoce el valor y por tanto se le sienta donde les corresponde según la historia y la cortesía parlamentaria.

Y ahora comenzará una nueva etapa que traerá cambios inesperados que harán que a este pais que despierta de su eterna siesta no le reconozca ni su puta madre, aunque tenga que hacerlo ante un mundo al borde del abismo.

En el nombre del Padre.

El jet pontificio aterriza en el aeropuerto Internacional Ben Gurión de Tel Aviv ya que el de Jerusalén permanece cerrado desde hace décadas. Una limusina blindada le espera a pie de pista, una fuerte escolta militar junto a miembros del servicio secreto isrealí en potentes todoterrenos artillados serán su sombra en tanto permanezca en territorio judío. De inmediato la caravana pone rumbo hacia Jerusalén tomando la autopista 1; los treinta y cinco kilómetros que separan el aeropuerto con su destino le dan tiempo al Papa a ordenar sus pensamientos y orar para sus adentros.

La caravana rodea Jerusalén por la autopista hasta llegar al otro extremo en la rotonda de acceso a la calle Al-Hardub en la zona árabe, los vehículos precedidos por dos todoterrenos militares con ametralladoras de combate montadas en el techo se adentran en la larga calle, continúan por Suleiman el-Farsi street y Rub'a el-Adawiya street que se suceden una a otra sin cambiar de dirección. Al final de ésta última giran a la izquierda y enfilan E-Sheikh street calle que bordea al pie del famoso monte donde un hombre, tal vez enviado por Dios espera a otro hombre, sucesor de sus sucesores.

Los vehículos se detienen apenas han avanzado unos metros por la calle, lo hacen ante la Iglesia del Padre Nuestro. Su Santidad se apea de la limusina y acompañado de dos miembros de la Guardia Suiza con trajes y gafas negras, sube los gastados peldaños de la vieja Iglesia, los guardias se paran y él solo accede a un patio rodeado por un pasillo cubierto y lleno de arcos, con sus paredes llenas de inscripciones del catolicismo. Al pie de una vieja palmera ubicada en una de las esquinas lo ve por primera vez, está de espaldas y arrodillado en aptitud de rezo. Llega a su altura y con delicadeza Judas se arrodilla a su vera. Amado mío ya estás de nuevo a mi lado, espero que esos que te acompañan no vengan a detenerme otra vez.

Al pontífice Judas I aquellas palabras no le parecen del todo adecuadas, en cualquier caso si ese hombre era el que decía ser y sus sueños eran un aviso divino, tal vez el Hijo del Padre tenga un humor muy especial. El hombre se levantó ayudando a Judas a hacer lo propio, con sus casi dos metros de altura su cabeza queda por encima de la coronilla de Judas. Perdona la broma mi amado Judas, pero a pesar de que tu antecesor fuera mi más querido discípulo, recuerda que fue precisamente aquí donde tuvo la ocurrencia, orquestada eso sí por el de arriba, dijo señalando con el pulgar a los cielos, de entregarme a los que me mandarían con el Padre. Bueno, concluye poniendo sus grandes y firmes manos sobre los hombros de Judas al que encara, tenemos un trabajo que hacer, ¿no pensarás que he vuelto solo para hacer chistes y gracietas?.

En los días siguientes Jesús, el nazareno, vuela a Roma y se extasiará de la inmensa riqueza de los templos y las inacabables cuentas vaticanas. Jesús llorará amargamente por los marmóreos pasillos de la opulencia de sus sucesores, se escapará y deambulará como un turista por las calles de la ciudad eterna que ahora se haya envuelta en saqueos, asaltos y duras confrontaciones entre policías y ciudadanos. El ejército tiene montado controles en toda la ciudad pero cuando el Hijo del Padre se acerca a ellos, una oscuridad impenetrable le rodea y los soldados no atisban a ver nada. Los guardias suízos le buscan por todas partes sin resultado.

Hasta que alguien da la voz de alarma, está ocurriendo una concentración de gente en el Coliseo. Jesús a escalado a una de las zonas altas del monumento romano, que el no vió en vida, y desde allí está dirigiéndose a la multitud que poco a poco ha ido llenando todos los espacios disponibles. Les habla del Fin de los Días, de la llegada del Juício Final, de que han de prepararse para encontrarse con el Padre, dice que pronto el quebranto y el llanto será para los impíos, los ricos y los que se creían poderosos, que las espadas de los ángeles vengadores ya han sido desenfundadas y que muy pronto arrojarán a los malvados a las brasas del averno donde no habrá clemencia solo dolor y eternidad.

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