martes, 29 de enero de 2019

Nacidos para matar.



Un millón de muertos sembraron las tierras de España entre el 18 de julio de 1936, aciago día de la sublevación facinerosa militar comandada por el sanguinario general rebelde Franco, y el momento en que es propagado el siguiente parte de guerra: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo Franco. Burgos, 1 de abril de 1939."

Seguirían los muertos sembrando las fosas comunes y las cunetas, de mano del odio que aún hoy en día, más de ochenta años después, sigue anidando en nuestros corazones. Y no es fácil de olvidar cuando las loas y los monumentos al asesino pueblan la piel de toro.

Pero no es de este tema concreto del que quiero escribir, aunque no es mal dato para este país del que dicen un día fue grande, que hubiera en un tiempo no tan lejano tamaña masacre. Hoy en día de volver a darse las causas y la ocasión puede que la carnicería aún fuese superior comparativamente, ya que nuestra juventud lleva preparándose para el rol de asesino de forma ininterrumpida desde generaciones atrás. Según la Wikipedia en 1958, William Higinbotham creó un juego de computadora interactivo llamado Tennis for Two para el día de visita anual del Brookhaven National Laboratory, considerado el primero de los videojuegos. Entre 1959 y 1961, una colección de programas gráficos interactivos fueron creados para la computadora experimental TX-0 en el MIT. Estos incluían el Mouse in the Maze (Ratón en el laberinto) y el Tic-Tac-Toe (Tres en raya). Y sólo  tres años después del primer videojuego que no enseñaba a matar, y ya en 1961, los estudiantes del MIT Martin Graetz, Steve Russell, y Wayne Wiitanen crearon el juego Spacewar! en una minicomputadora DEC PDP-1 que también usaba un sistema de gráficos vectoriales. Este es considerado el primer Videojuego de disparos.

Habréis visto alguna vez en la tv a los estudiantes islamistas, críos que sentados sobre sus piernas en el suelo recitan monotonamente el Corán. Se trata sin duda alguna de un lavado de cerebro, poco alimentados y repitiendo una y otra vez los versos coránicos, mientras mueven sus cuerpos haciendo oscilar sus torsos y cabezas adelante y atrás, hora tras hora, es exactamente el mismo tipo de lavado de cerebro que varias generaciones de occidentales han venido soportando, aunque en este caso de forma cuasi voluntaria. Pillados en el laberinto de sus cerebros han sido programados para ejercer la violencia y ser sumisos al poder, anhelan el placer que les puede dar una estúpida y repetitiva máquina fabricante de clones humanos, con cerebros hechos pulpa y aptos para su manipulación por los medios distribuidores de imágenes, flashes y ruídos rítmicos.

Muchos se preguntan cómo es posible que la sociedad no se levante a defender sus derechos, ganados por las generaciones anteriores, No hace ni una década que tener en España un sueldo de mil euros y vivir en una vivienda de menos de 45 metros cuadrados era considerado de parias. Hoy, diez años después, con quince billones de euros más en los bolsillos de las corporaciones y las élites económicas y financieras nacionales, casi medio millón de familias españolas han sido despojadas de sus viviendas impagadas por la crisis que otros crearon, justo esos que les lavaron el cerebro desde bien pequeños y que atesoran las ingentes cantidades de dinero creados por el Banco Central Europeo para cimentar con pilares de oro los palacios donde viven los más listos de la clase. Y los sueldos que te pagan con desgana los esclavistas modernos con trajes de Prada y corbatas o bragas de seda nunca alcanzan el sueldo de aquellos lejanos parias, aunque las horas siempre sobrepasen las acordadas y los derechos laborales y ventajas sociales ya sean solo rémoras del pasado que ya nunca volverán.

Pero cada día se asesina a una mujer, se atropella un ciclista o se viola a una niña. Las riñas de los aficionados al fútbol parecen tanganas entre locos depravados sedientos de sangre, quemar los bosques que te dan el aire que respiras es la última moda, despellejar animales, torturarlos en el descampado o arrojarlos desde un balcón a la puta calle cuando no va una de ellas antes, con las basuras por los suelos y los humos malos siempre por los aires, derramando la podredumbre allá donde se me antoje que para eso a mí nadie me va a decir cuantas copas de vino he de tomar que lo dijo el amado de los dioses Aznar, que los mandatarios muestran sus borracheras a las cámaras como el impresentable de Bruselas, mientras los demás roban a espuertas porque éstos del cerebro hecho puta pulpa se tragan todo hasta esos empleos de come mierdas.

¿Algo que decir?.

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