jueves, 17 de noviembre de 2022

14 de noviembre del 2022, escrito el 16 del mismo.

 


A las nueve de la noche mientras me dedicaba a mis humanas ocupaciones tú mi leal amigo, mi compañero y colega, mi amado Nico, mi niño escapastes en una loca y postrera carrera a no sé dónde, a un lugar al que no podía seguirte y desde el que jamás vas a volver. Te fuistes sin decir adiós, sin una queja, sin un reproche, como un ladrón, a escondidas te llevaste parte de mi corazón, con suma cautela abriste la puerta a tu nueva libertad. 

Ahora que no estás en este absurdo mundo, que vives un sin vivir en la cresta de un arcoíris o correteando por los valles de luz de tu estela amantísima, vienen a mi mente los recuerdos de nuestra amistad, unas veces peleona y otras llena de camaradería. Nos vimos por primera vez hace 16 años, una niña desconocida, un hada tal vez, te trajo en brazos buscando a sus dueños me preguntó por si yo los conocía y ante mi negativa me sugirió que me hiciera cargo de tí, eras pequeño pero un resuelto y alocado jovencito, la niña o la hada insistió porque temía que un coche acabase con tus esperanzas de vida antes de tiempo, mi novia, hoy mi mujer, dijo sí y tú entraste lleno de barro y pulgas en mi vida.

Cruzamos la Europa de los veinte y pico de punta a punta por el aire, de Alicante a Dnipro y volvimos, nos alojamos a los pies de la Sierra Nevada y volvimos, hemos habitado junto a Linda tu hermanita shih tzu varios domicilios hasta acabar en tu última morada la casita del parque. 

Sé que nunca te olvidaré porque fuiste mi más sincero colega, ningún ser vivo me ha querido como tú, la lealtad y el amor filial que me has brindado todo tu tiempo no tuvo límites, aunque a veces huías como la peste de mi lado porque tu vis lobuna te llevaba a buscar la aventura. 

Junto a mí enfrentaste la muerte sin ruido más de una vez como cuando en una lid amorosa un perro enorme te desgarró el cuello y a punto no te mata.

Me acompañaste no solo a otro país, fuimos a donde quiera que fuésemos siempre juntos y eso hizo que nuestra unión fuera tan sólida. Sé que no quisiste irte sin despedirte pero eso a tí también te sorprendió y allí donde quiera que estés quiero que sepas que yo también te amé. 

Ahora tus cenizas están conmigo y el resto de nuestra pequeña familia en la casita del parque y mis lágrimas se derraman de nuevo cuando ya me despido de mi niño. Corre, Nico corre.