sábado, 19 de enero de 2019

Domingo 2 de marzo de 2017.



Hoy han dado unos datos sobre la intención de voto a los partidos políticos españoles y el PP y PSOE suben cinco décimas, a pesar de que al PP se le ha descubierto su penúltimo chanchullo que atañe a la D.G.T. y a la Guardia Civil sobre las mentiras dichas por el director de la D.G.T. y el ministro del Interior sobre el pisito por la cara que se estaba arreglando para su disfrute el de tráfico con la ayuda del de las porras. Sobre el PSOE solo pesan ahora graves sospechas de estar preparando un pucherazo electoral con el conteo de afiliaciones, puede que haya más de un resucitado.

Ayer veía en La Noche Temática de la dos, si yo a veces veo la 2, el tema de las aguas territoriales y otras de uso exclusivo por los Estados con costas. Había mucho tema en el programa, que en realidad fueron dos encadenados, uno sobre el tema en el Mar de China y las disputas que allí hay sobre las aguas y las islas que están construyendo sobre todo China y en menor medida Japón, bajo el ojo a vizor de USA que mantiene en la zona la mayor flota de guerra del mundo. En el segundo encadenado se hablaba sobre todo del uso que los Estados y las multinacionales hacen del fondo marino en el que se calcula puedan haber riquezas minerales con un valor estimado de doce mil billones (12.000.000.000.000.000) de euros.

En el segundo programa encadenado se decía que al ser los fondos marinos propiedad de la Humanidad, los beneficios deberían repartirse entre todos los seres humanos, y que de ser así tocaríamos a más de un millón de euros por barba. ¿Alguien piensa que eso del reparto se producirá en algún momento? En el primero se hablaba también de la posible confrontación bélica entre USA y China, y que los chinos estaban mejorando mucho su flota naval; también se recordaba que las heridas de la segunda guerra mundial seguían abiertas, sobre todo en China. Los japoneses negaban algunos de los actos más luctuosos como una gran matanza de trescientas mil personas chinas a manos de los japos.

Yo no puedo más que mirar con excepticismo el futuro, a parte de que mi vida ya se encuentra en una fase finalista, tengo sesenta años y padezco un enfisema que me matará más pronto que tarde. Pero es que veo que mi generación no ha valido para asentar progresos visibles en el planeta, aunque hoy en día haya más gente que vive mejor que hace medio siglo, también es cierto que hay más gente que vive peor. Cuando podríamos disfrutar de las ventajas del conocimiento lo usamos para tener ventajas con conocimiento del mal que causamos, pero miramos a otro lado. Cuando podríamos mejorar la vida de las especies animales que son compañeras imprescindibles en nuestro deambular biológico y de necesaria diversidad, solo progresamos en la rapidez con que las exterminamos. Podría seguir pero sería hacer y escribir sobre lo mismo que vengo haciendo y escribiendo tiempo ha.

Recuerdo que de niño disponía una caja grande de cartón, de las que se usan para meter y transportar cajas de zapatos desde las fábricas a las tiendas, le hacía una ventana y una puerta y después de ponerla en el primer escalón de mi portal me metía dentro y a oscuras miraba por la ventanita el ir y venir de las gentes. Observaba sin ser visto, estaba entre los otros pero era como invisible. Ahora de mayor quisiera tener la oportunidad de meterme en un agujero o en una casita bien alejada, pero no para ver a las gentes, sino para ver lo que aún nos queda de natural, ver las estrellas en el cielo nocturno, ver los pajarillos y a las pocas águilas que aún sobrevuelan Iberia, los patos que atraviesan nuestros cielos expuestos al plomo cruel, traidor y asesino que les aguarda al amanecer. Observar la fuerza del viento sobre la superficie del mar, aunque tenga que acallar mis pensamientos que saben de las miserias que le arrojamos cada día, cada hora, cada minuto. Y quedarme extasiado cuando una de las últimas abejas rebusque, como lo han hecho las de su especie durante más de un millón de años, en las corolas de las margaritas el polen con el que fabricar la dulce miel. Y cuando cansado por ver tanta cosa y tanto ser extraordinario retome el camino de la cueva lejos de los hombres, patee sin querer o adrede una concha marina que esté yaciendo a cientos de metros sobre el nivel del mar, a la espera quizás de que las aguas indomables de Gaia devuelvan golpe por golpe a esta absurda humanidad que no supo ser merecedora de estas tierras, de estos tiempos, y con su fuerza socabe los cimientos de los continentes hundiendo las naciones en las profundidades abisales, donde merecemos perecer junto a los millardos de toneladas de venenos, de basuras, de plásticos que vertimos sin consideración. Y solo acompañados de la soledad de los peces que fueron masacrados por nuestra codicia y de sus aletas despojados para crear nuestras mágicas pócimas.

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