domingo, 27 de enero de 2019

Un mono borracho a los mandos.



La imagen que me queda grabada en mi mente de aquellos que dirigen las instituciones y las empresas del país y probablemente del mundo entero es que hay un mono, probablemente un chimpancé antes que un bonobo, del todo borracho y henchido de vanagloria a los mandos, dirigiendo sin verguenzas los destinos de cada entramado institucional y/o empresarial. Pero no es de hoy o de ayer, es por desgracia desde casi siempre y así nos fue, así nos va y así, parece ser, nos irá. Y ha sido en todos los estamentos, fijense por ejemplo en la Religión, la que sea, todos los dioses de estos embusteros majaderos ordenan el amor y la comprensión entre los hombres, pero sus jefecillos terrenales provocan el odio y la guerra, hoy, ayer y mañana, y el que dude de mis palabras que consulte la Historia. Corrompen a los niños con sus impúdicos miembros de sádicos, mientras se cubren entre ellos y predican la abstinencia y la castidad de los que les creen a pies juntillas. Acumulan el oro y las riquezas que sus divinos mentores aborrecen y de la que los cretinos se desprenden para obtener mejor plaza en el otro mundo que solo existe en sus obtusas mentes.

Y los políticos que dicen que nos representan, y sus bocas llenan de grandilocuencias que sus actos no nos muestran. Son solo pura fachada, aparecen ante nosotros, ante la prensa en actos de simple propaganda, siempre con una sonrisa aunque su pueblo padezca su incompetencia. Ellos siempre hallan la fórmula para quitarse la responsabilidad y acusar al otro. Hacen leyes que creen todo lo van a solucionar y estrenan los trajes y las corbatas de la hora de firmar, pero luego nadie especifica cómo se van a llevar a buen puerto los planes del faraón de turno, cómo se van a vigilar las obras, ni cómo se va a repartir el beneficio, entre sombras y medias verdades o mentiras sinceras se cuece la hoya podrida de la corrupción que amasa la fortuna de los saqueadores.

La empresa siempre ella tan dispuesta como la novia que espera su oportunidad para cazar el mejor partido, promete las ventajas al primo que escucha y augura un futuro prometedor, mientras en el horizonte asoman los esqueletos de tantos sueños rotos que se fueron para no volver. Las fábricas abandonadas después de extraer hasta la última gota de la miel de la tierra, hasta la última esperanza de los obreros en lucha. Los hornos apagados que ya no derraman ríos de ardientes de acero fundido; las luces de neón de los platós del cine de los estúpidos que se creyeron construirían para ellos el nuevo dorado del séptimo arte; las infinitas dársenas otrora constructoras de los gigantes marinos  que portaban en sus entrañas el oro negro de tierras lejanas.

Y mientras los niños sueñan con ser médicos, astronautas o, por desgracia, famoso o futbolista cuando solo llegarán a ser camareros de bar o asistenta de planta y jamás podrán optar a un sueldo de estibador de puerto o de controlador aéreo porque hasta eso se llevaron los malditos políticos, que un trabajador gane un sueldo más que decente es muy mala prensa porque igual les da por pedirlo cualquier cantamañanas que use un pico en vez de escaño para ganarse la vida. Y cuando llegas con gran esfuerzo al momento en que crees va a ser crucial para el resto de tu vida, en ese momento dado en que has de elegir la carrera que vas a estudiar y que pronto te abrirá las puertas a un futuro lleno de ilusiones y en el que vas a construir tu propio mundo, debes elegir entre la carrera con más salidas laborales o la carrera que más te apasiona, osea entre la que aplauda el explotador o la que llene tu alma.

Dará lo mismo la que elijas o la que la suerte de la moneda te indique, cuando la acabes con tanto sacrificio y si consigues llegar hasta el final, verás que aún no has terminado, habrás de completar, como ahora se dice, tus conocimientos adquiridos con un master carísimo, pero no te preocupes que ya han decidido por tí cómo y cuándo habrás de pagar aunque eso, como ya ocurrió por cierto, luego no será tal y como te lo venden, pero ésto ya es otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario