miércoles, 23 de enero de 2019

No entendía...



Un hombre que no era un sabio, ni era rico, ni era estúpido, andaba siempre compungido y apenas si se atrevía a levantar la vista cuando salía de su casa camino del trabajo o viceversa.

Un buen día, un hombre que era sabio, rico y un tanto estúpido sin ser consciente de esto último, le preguntó porqué andaba siempre compungido sin atreverse a penas a levantar la vista en sus trayectos diarios.

El hombre que no era sabio, ni rico, ni estúpido le dijo que andaba siempre compungido porque no entendía como había tanta gente indolente y sonriente cuando había tanto dolor entre los que habitaban el planeta, y que no se atrevía siquiera a levantar la vista porque no quería ver esas caras satisfechas y sonrientes; el solo quería llegar de casa al trabajo y viceversa.

El hombre que era sabio, rico y un tanto estúpido sin ser consciente de esto último, se quedó reflexionando un largo rato, pero no atinó a contestarle nada al hombre que no era sabio, ni rico, ni estúpido.

A mí me pasa lo mismo cuando lo veo de tarde en tarde pasar frente a mi puerta.

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