miércoles, 23 de enero de 2019

El Dinero de Judas. Concepto primero: el dinero.



Aunque alguien pueda confundir este escrito con el trabajo de un neoliberal, ya le digo que nada más lejos de la realidad. Yo solo voy a tratar de ver y enseñar el panorama real de la economía de nuestros tiempos y de siempre, aunque para ello deba de tragar con fórmulas y conceptos más próximos a los Mercados del dinero y a sus amos, que con las esperanzas de la mayoría de la población que sufre y sufrirá, en tanto esto no cambie, el acecho cruel de los carroñeros del Capital.
Los ricos son imprescindibles para el progreso, esto es cierto aunque a muchos no les guste esta afirmación, pero la realidad se impone tozudamente y la verdad siempre se adelanta sobre los deseos.
Si bien es cierto que la riqueza es generadora de progreso, también es cierto que suele llevar como rémoras unos compañeros de viaje que cuando menos son indeseables.
Para que la riqueza cumpla con su función dinamizadora de la economía de las poblaciones del planeta, deben de existir una serie de normas para controlar sus abusos, impedir su apalancamiento y atacar sus efectos nocivos.
Y de esas normas tratará este escrito, pero a modo de adelanto he de decir que los gobiernos del mundo tienen las herramientas para hacer que la riqueza sea distribuída de una forma más justa, y que en ello les va la vida, su propia supervivencia, porque de continuar ignorando sus deberes con el resto de la población, ellos mismos acabarán siendo fagocitados por los letales virus que acompañan a la Bicha de todos los Dineros.
Los que tienen dinero deben de saber que si no le dan utilidad pública creando riqueza, tanto para ellos como para sus semejantes, habrán de ver como sus capitales son consumidos por los impuestos y la inflación. Pero para que este temor a perder sus preciados bienes terrenales sea real y lo sientan en sus carnes como otros sienten las dentelladas del hambre, los gobiernos deben de ejercer una presión constante para que en este mundo, de una vez por todas, cada cual haga lo que por el bien de todos debe de hacer.

¿Puede el estado hacer el trabajo que realiza el capital o los mercados en cuanto a agente inversor y denamizador de la economía?.
A esta pregunta he de contestar que no, radicalmente no. La prueba está en que cada vez que lo ha intentado ha fracasado, ya que el estado se mueve en otro nivel de intereses distintos a los de los detentadores del dinero.
Y da lo mismo que ese estado sea fascista o comunista (en un estado democrático jamás se ha planteado esta cuestión), ya que en ambos casos su función no es satisfacer las necesidades del pueblo que gobierna sino las del estado en si mismo, como si éste fuera un ente con necesidades propias ajenas y distintas a las de su pueblo.
Lo habitual es que primen las acciones agresivas contra otros estados más débiles, llegando a la confrontación armada en pos de cubrir las necesidades territoriales del estado que es y debe ser hegemónico. También suelen ser entidades sin escrúpulos que no atienden a los usos democráticos, viendo a los ciudadanos como posibles enemigos en tanto no se demuestre lo contrario.

¿Pero, y el capital o los mercados, realizan éstos su función de creación de riqueza?.
Pues claro, lo tienen en su ADN, al fin y al cabo los detentadores del dinero son personas como cualquiera, y como tales les mueve su egoismo.
Es el egoismo el arma secreta de los ricos, que por cierto también está en el ADN del resto de los pobladores de este planeta, ya sean humanos, animales, microorganismos o plantas, a todos nos mueve el egoismo salvo contadas excepciones entre las que te encuentras tú.
Solo el egoismo nos impela, a todos y sobre todos a ellos, a poner en peligro nuestras posesiones para obtener más y más, sin hacernos eco de los padecimientos, los obstáculos o las prohibiciones.

¿Pero entonces que pinta el estado y para que lo necesitamos?.
El estado tiene una función legislativa, correctiva y de control de los usos y actos de quienes se hayan bajo su mandato. Mandato que deseablemente debe de ser democrático.
Sin el estado nuestras poblaciones vivirían en un continuo caos, donde primaría la ley del más fuerte, que acabaría montando sus estructuras de poder para mantenerlo y finalizaría creando su propio estado con sus propias leyes, y vuelta a empezar.
Tanto estado como capital han de convivir en armonía, el primero asegura la legitimidad del segundo, y éste colabora creando riqueza para que las poblaciones subsistan sin tensiones inaguantables.

Dinero (Fuente Wikipedia en http://es.wikipedia.org/wiki/Dinero).
La palabra que viene del latín denarius, es todo medio de intercambio común y generalmente aceptado por una sociedad que es usado para el pago de bienes (mercancías), servicios, y de cualquier tipo de obligación (por ejemplo deudas). Actualmente, el tipo de dinero que manejamos en el día a día es dinero fiduciario.

El dinero fue, es y será un gran invento de la humanidad. También un gran problema que algún día deberemos de resolver, aunque por mucho que avancemos en ese sentido, lo más seguro es que siempre genere tensiones entre quienes lo poseen y quienes tratan de acceder a él.
Para asegurar que a nadie se le va a privar de su dinero, tendremos que asegurar que a nadie se le va a impedir acceder a él. Esto que es una verdad de Perogrullo, a día de hoy parece del género imposible; nadie parece dispuesto a dar su brazo a torcer, y entretanto se suceden las revoluciones, las guerras, los homicidios y los delitos más variados a fin de conseguir la bolsa, aunque a menudo se pierda la vida en el empeño.
Ahora mismo en España se espera, con alegría o temor según la parroquia, la llegada de un gobierno más apegado al pueblo y alejado de la casta con que ellos apodan a los políticos institucionalizados; y como no podría ser de otra forma las alegrías y los temores vienen por el que harán con los dineros, los de los impuestos, los de la deúda y los de los que lo atesoran.
Yo no me querría ver en la piel de Pablo Iglesias, líder destacado de estas nuevas gentes que apremian sus esfuerzos por llegar, más pronto que tarde, a la toma democrática del Palacio de la Moncloa, y a sentar por lo tanto sus reales en la mayoría de los escaños del Congreso y del Senado. Y digo que no querría estar en su piel porque este hombre va a tener que lidiar con poderes y poderosos que no le van a dar ni la hora.
Se habla de auditorías de la deúda y de apremios de impuestos a los que nunca los pagan, no por que no ganen más que nadie, sino porque desde siempre han contado con la inestimable ayuda de los gobernantes, y de un enorme plantel de juristas, economistas y magos de las finanzas para pasarse las leyes y las obligaciones fiscales por el arco del triunfo.
Son estas las principales cuestiones que deberán de enfrentar las gentes de Podemos; pero espero que se acerquen al toro con arte torera y sepan engañar a la bestia para que claudique sin que se aperciba del peligro hasta el mismo momento de la suerte de entrar a matar.

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