domingo, 20 de enero de 2019

Unos apuntes sobre lo que está ocurriendo en Catalunya.



Las consecuencias derivadas del reto secesionista catalán serán, sin duda, de gran alcance, y como de costumbre la van a sufrir en mayor proporción la clase trabajadora, el pueblo llano. Esta es la peor consecuencia a mi entender, aunque haber habrán otras, pero esas allá se las enmienden los menesterosos gobernantes que estamos padeciendo desde que la palmó el miserable dictador.

Los politicastros de Catalunya, los que le están vendiendo la moto a los catalanes, solo tienen un objetivo que es el de perpetuar sus delicadas posaderas en los sillones aterciopelados de palacio. A ellos de la República lo que les mola es la presidencia de la misma, sus ministerios y sus prebendas de mol honorables aunque solo alcancen a mol asquerosos. Y la culpa no la tienen éstos de lo que allí y acá vaya a pasar, la culpa la tiene tanto el PSOE, que ahora se las dá de platicador y demócrata dialogante pero que no tuvo tiempo en su largo deambular por las moquetas del poder nacional de arreglar la entente nacional, mandando a paseo la maldita corona borbónica e instaurando una República Federal Íbera en la que tuviesen cabida todas la Repúblicas de la Piel de Toro incuída la de Portugal, pero claro cómo iban a hacer tamaña obra política si ni siquiera consiguieron igualar los derechos y salarios de los obreros (nombre que bien que exiben en su porquería de siglas) españoles con los del resto de Europa, la Europa más rica; y el PP que se ha dedicado a dinamitar todos y cada uno de los puentes políticos, como el Estatut que llevó al Constitucional donde speudo jueces políticos deciden que es constitucional y que no, aunque sobre los ataques a los derechos de la ciudadanía nunca se pronuncien. Y todo sin que en los años en los que hemos tenido que soportar las aniquiladoras políticas peperianas, hayan hecho algo en favor del pueblo sino todo lo contrario socavando los derechos constitucionales, manteniendo, sosteniendo y promulgando leyes anti sociales como la hipotecaria, obviando sus obligaciones en leyes establecidas como la dependencia o la memoria histórica, descalificando otras como las de igualdad de género o suprimiendo asignaturas escolares como la de educación de la ciudadanía a la que tacharon de partidista, si partidaria del ciudadano nada más alejado de su ideología en la que el ciudadano es un mero instrumento de explotación.

Pero aquí y acullá los maleantes que gobiernan se han dedicado a forrarse brutalmente, tanto el Rey Juan Carlos multimillonario a base de comisiones del petróleo que ahora recibe su hijo, el González con mansión en Marruecos y prebendas de las oligarquías venezolanas, el Aznar con sus amistades peligrosas y sus consejos millonarios, el Rajoy con sus sobres en negro y su notaría de por vida en Santa Pola, el clan Puyol y lo que no se sabe de todos los demás, de aquí y de acullá por supuesto.

Todos estos notables trincadores y sus enormes aparatos depredadores de la sociedad han contribuído notablemente a que el pueblo catalán se deje engatusar por los cantos de sirena que bajo el lema de España nos roba se creen a pié juntillas que sin nosotros van a ser mejores. Y luego está el tema de romper la ley que les tiene a ellos mismos en los cargo de los que maman. Esto suena a virus que infestando el cuerpo de acogida luego le provoca el colapso, es como el caballo de Troya, un regalo envenenado, pero ese regalo puede que se vuelva contra ellos porque cuando se tocan las trompetas a las puertas de la revuelta que aunque sea apoyada desde las alturas de la Generalitat revuelta es, se sabe cómo empieza pero se desconoce cómo acaba.

Yo me atrevería a decir que puede, solo puede que la revuelta catalana si acaba en tangana, con detenciones y algaradas callejeras puede que se contagie y se aproveche el clima de insurrección para que salga de nuestros adentros la canalla reprimida que siempre está subyaciente en el alma profunda y crispada del pueblo. Puede que tras algunas llamas y algo de sangre ciudadana salgan los demonios de la revolución pendiente, puede que Catalunya, España y porqué no Europa empiece a arder por los cuatros costados, que a la bestia cuando se la despierta se hace cuesta arriba volverla a dormir.

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