A veces, después de haber escrito tantísimas líneas bastan pocas para decir adiós. Y más que irme me dejo llevar. Me dejo llevar por el hastío de no ir a ninguna parte. Me dejo llevar ante la futilidad de cada uno de mis esfuerzos. Me dejo llevar porque ya no quiero luchar en esta batalla. Me voy a dedicar a contemplar el pasar de los días que me quedan. Si me deja le haré el amor a ella cada uno de esos días. Si me alcanza gastaré hasta el último de mis obolos para complacernos. Miraré las estrellas a las que ya no viajaré con este cuerpo. Cerraré los ojos a la maldad de mis semejantes y a sus espaldas trataré de levantar al caído, aliviaré al dolorido y seré todo oídos para el olvidado. Dejaré este mundo cuando me toque pero lo dejaré a mi manera.
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