viernes, 18 de enero de 2019
Martes 14 de marzo de 2017.
Después de un fin y comienzo de semana bajo el azote de una tempestad como hacía más de veinte años no se soportaba en el sureste español, y cuando los vientos de cola la alejan hacia el sur, me siento con la intención de reflejar en mi particular diario algunas cosas y datos que en este comienzo de semana se han venido paseando por mis sentidos, principalmente la vista y el oído.
La tele me informa del informe, valga la redundancia, de la OCDE u otro organismo (tal vez, paso de contrastarlo) en el que se dice que España, su PIB, pasará a crecer sobre el 2'5 % este año, dato del cual se congratulan pero dejan caer que la bonanza económica del pais es asimétrica, creciendo la riqueza más para los que más tienen y ganando más los que más ganan; y como contrapartida para que las cuentas cuadren, los más pobres pierden hasta los calzoncillos y aquellos que ganaban apenas el sueldo base verán reducidos sus ingresos otra vez. y las políticas nefastas para los ciudadanos cada día más pobres emprendidas por el gobierno español, anti social y conservador del PP, seguirán por el mismo camino y con más recortes a los derechos sociales y laborales, a fin de asegurar por decenios los ingentes ingresos de la élite económica y empresarial que cual vampiros insaciables precisan de toda sangre y más que hubiera para mantener sus cuerpos serranos.
La novela de Mariano Quirós titulada "Tanto correr" me informa de los detalles que a modo de recuerdos conserva un pibe de apenas cuatro años de la represión argentina, de no hace muchos años, por los milicos en pos de asegurar el bienestar de la clase dirigente, como no, ante la inmundicia de los subversivos que amenazaban las estructuras familiares y económicas de la oligarquía, tan sedienta de sangre como la nuestra, la de aquí.
Y si me esfuerzo un poco en recordar los datos y cuestiones que se han almacenado en mi memoria en apenas dos días, saldría una especie de revuelto en el que la violencia sería el primer ingrediente, aderezado con especias como la avaricia, el abuso y el aquí hago lo que me da la gana, todas sin cortarse en las cantidades. Puesto al fuego lento del tiempo que pasa como si nada pasara, ante los ojos impávidos de aquellos que teniendo que vigilar jamás lo hicieron porque eran como la bien pagá. Y es que en este pais, al igual que en otros, lo que no lo arregla un sobre a rebosar de billetes de quinientos euros no hay fiscal que lo arregle por muy togado que se ponga. Y como a todo buen engrudo, que es lo que va pareciendo el revuelto, no hay que dejar de echarle la incomprensión sin medidas de todos y cada uno de los cocineros y de los que se vayan a sentar a la mesa para devorar la inmundicia que día a día se cocina en estas tierras, y en las otras y si no que se lo digan a los noruegos que tienen tantísimas razones para hacerse españoles (a saber más de 1700, según dijo Rajoy).
Para finalizar una de las primeras historias que se me dió a conocer, aunque algo ya sabía del tema, fué en la tele en un programa de ciencia que no alcanzo a recordar; allí se contaban los avances de la ciencia en el combate contra la enfermedad, la muerte y el envejecimiento. Llegaba a asegurar que en menos de treinta años "se mataría a la muerte", se vencerían pues todas y cada una de las enfermedades y se acabaría con el envejecimiento celular comenzando una marcha atrás para recuperar la juventud, siendo jóvenes para siempre al igual que en el legendario lema "forever young". Solo que tales avances, acompañados de las innovaciones en inteligencia artificial, robótica y desarrollo de todo lo inimaginable serían sobre todo, como viene siendo por cierto con todo lo bueno de la vida desde que esta es, para los más acaudalados, vamos los ricos, y entre tanto los pobres a esperar a que los iniciales astronómicos precios de los mágicos unguentos se fueran reduciendo en unas décadas para alcanzar cada vez a más capas sociales.
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