viernes, 15 de febrero de 2019

Una atmósfera irrespirable.



Cuando escribo esto (consultad la fecha del copyright) miro al despejado cielo nocturno del sureste español, y aún puedo ver miles de estrellas, aunque a la mayoría de ellas solo las puedo intuir, es como mirar a través de un velo cada día más tupido, sé que están ahí porque se aprecia una especie de bruma estelar y porque en ocasiones contadas, alejado de las urbes y sus luces capadoras he podido ver un cielo tan estrellado que me creí por momentos que estaba en otro planeta.
Miles de millones de personas en todo el mundo no saben que viven bajo una preciosa bóveda estelar, ellos y ellas jamás la han visto en su plenitud y jamás la verán. Puede que algunos la intuyan como yo.
Miles de millones de personas en todo el mundo respiran cada día el aire de una atmósfera cada vez más envenenada, se alimentan de productos que les enferman y les acaban matando. En sus entornos vitales la biodiversidad es cosa del pasado, no saben cómo son los animales que antaño corrían por esas mismas tierras que ahoran pisan, las únicas plantas que conocen son las que se comen sin haberlas visto crecer.
La ciencia, tanto la reconocida como la ficticia, han promovido soluciones de aislamiento, metiendo a las gentes bajo cúpulas donde la vida se pueda seguir desarrollando, como si eso fuese posible.
En 2200, en Japón se finaliza la construcción de la primera gran cúpula realizada por nanobacterias programadas como operarios y a base de biopolímeros como material de construcción. La cúpula de dimensiones enormes cubre las nuevas instalaciones de la Presidencia del Gobierno y del Palacio Imperial nipón.
Cinco años después cientos de cúpulas gubernamentales de todo el mundo le siguen. En 2210 ya hay miles de ellas protegiendo y aislando eficazmente los refugios de potentados, las sedes de las multinacionales y centros de difusión e investigación.

Realmente esto pasará y no porque lo diga o lo cuente yo, sino porque lo dicen y lo cuentan todos. Vamos a regresar a las cuevas, aunque sean de Plexiglas®, eso si, un poquito de por favor, primero los poderosos, los ricos y sus queridas, faltaría más. La plebe si a eso ya se verá, aunque con tanto recorte como que servirán bien de abono para la nueva era.

© Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015.
Todos los derechos reservados.

Post Data: La foto de la cúpula es de Fotolog.

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