domingo, 10 de febrero de 2019

La democracia 1ª parte.



La igualdad entre hombres y mujeres, entre personas

En la Declaración unánime de los trece Estados Unidos de América del 4 de julio de 1776 por el que declaran la Independencia de la nueva nación de la Corona inglesa, dejan claro en su preámbulo que: "Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".

Pero lejos de quedarse ahí, prosiguen aseverando: "Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia en designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad".

En la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (Déclaration des droits de l'homme et du citoyen), que aprueba la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, más de trece años después que la declaración norteamericana, en su primer artículo deja bien claro que: "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común".

Y continúa en su artículo segundo con una clara definición de los objetivos políticos y de ciertos derechos básicos afirmando que: "La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión".

Con el tercer artículo deja claro de donde proviene la autoridad y quien puede ejercerla: "La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la Nación; ningún individuo, ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente de ella".

En estos días en los que los Tribunales de España se están levantando contra el pueblo, dictando absurdas sentencias contra quienes hacen bromas sobre las desgracias de los asesinos que en el año 1936 se levantaron contra la República de España y gracias al apoyo de los fascistas de Europa, Hitler y Mussolini, destruyeron la incipiente democracia española, asesinaron a cerca de un millón de españoles y condenaron al exilio a toda una generación, dejando un pais devastado, arruinado y lleno de fosas comunes que aún siguen ahí avergonzando al mundo. Una dictadura en la que durante décadas fueron ajusticiados y represaliados cualquiera que fuera denunciado o se sospechase de su pasado republicano, cuando en las cárceles de la muerte se entraba arrastras y se salía con los pies por delante. Asesinos compinchados con una parte importante de la población española que como si estuvieran en una bacanal cainista, arreciaron a pedradas contra el rival, contra el vecino, contra el hermano y arriaron los cadalsos donde colgar hasta expirar a quienes mamaron su propia leche y compartieron las calles y los campos de sus pueblos. Estos asesinos sublevados que determinaron un plan de exterminio contra todo lo que significara igualdad, libertad o derechos al estilo francés o al estilo norteamericano, que lo mismo da, pero ellos solo querían robar y robaron la libertad, los derechos, la democracia, los bienes y las vidas; hicieron esclavos de los derrotados, torturaron en nombre de un dios menor, impío y sangriento, instituyeron tribunales del odio y la venganza. Y estos enemigos de la democracia aún siguen entre nosotros y habremos de soportar sus ataques, sus injusticias y sus atropellos, porque en España aún no ha llegado la democracia, rigen nuestros destinos los nietos de los sublevados, pero el pueblo apenas si despierta de su modorra, que entre drogas de diseño, cajas tontas y las mentiras de siempre llega a darle el voto el trabajador al hijo de los almirantes que se alzaron contra sus propios abuelos.

Y digo que en estos días la democracia se aleja de la pie de toro a golpe de sentencias, mientras se obvian los avisos de la ONU, que como dicen algunos es nicho de comunistas, que piden a España saque de las cunetas a los fusilados por los asesinos franquistas, cuando Europa avisa a España de que se abusa sistemáticamente del poder para doblegar a los trabajadores con salarios de hambre, que se permite la usura de los bancos y abusos de posición, que se impide la autogeneración eléctrica. Incluso cuando se les insta a rectificar una ley hipotecaria que desahucia a miles de familias y que los tribunales siguen aplicando contra la jurisprudencia europea. Pues bien esos mismos tribunales condenan los chistes contra los asesinos sublevados. ¿Dónde coño está la democracia?. ¿Quién coño la ha secuestrado o escondido

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