jueves, 7 de febrero de 2019

Cuestión de codicia.



Ya escribí en clave general sobre el ombligo como ente dinamizador de todas nuestras miserias y deseos. Somos pura codicia, no queremos compartir a menos que recibamos más que damos. Este axioma del que la mayoría de los humanos no podemos escapar ni eludir, se ve claramente en la deriva secesionista de los catalanes, estos auto inflamados de seny, qué coño es eso del seny que diría un ofuscado y mal hablado lider robaperas del que no quiero hablar ni malditas las ganas tengo de nombrar. Hoy día 24 de octubre de 2017, en que Cataluña sigue siendo parte de España muy a pesar de los tarados sinverguenzas que allí gobiernan con la aquiescencia de todos los españoles, he visto una breve entrevista a los padres de la señorísima esposa del Carlas Puigdemont, charnego venido a más casado con una rumana venida de allá, esa pareja de padres decían o afirmaban que los catalanes, según palabras de su yerno, querían separase de España porque ellos eran mucho más ricos que los del resto del país.

Está claro, yo ya hacía demasiado que lo sabía, Cataluña aún lo desconoce, pero la riqueza de esa zona de España se debe en exclusiva al esfuerzo de los españoles, nunca de los catalanes. Ellos se creen muy laboriosos pero para nada, es todo fábula, en realidad para trabajadores los andaluces, que a pesar de estar sometidos durante siglos al yugo de los señoritos y los inútiles políticos que les han gobernado y gobiernan, a pesar de carecer casi de cualquier servicio público bien pagado como los catalanes, a pesar de todo los pesares tienen los pueblos más blancos de España, las calles más límpias y las casas más hermosas. Mientras las ciudades cosmopólitas de la Cataluña rebelde, plagada de millones en servicios públicos apestan y manchan hasta la vista. Sus calles y carreteras poloucionadas y copadas de gentuza que roba y viola. Millones de turistas que escandalizan y defecan en las esquinas. Mientras que allí nadie coge una escoba porque se les caen los anillos. Son las empresas portadoras de robots y maquinaria puntera la que hace la riqueza nunca los gandules segaors que se emborrachan al sol de la campiña abandonada al saqueo de las bandas del este de Europa y de la escoria y la chusma del resto que montan orgías y fiestas con drogas y crímenes en idílicos pantanos.

A Cataluña la primaron desde los primeros tiempos del Condado en prejuício de Castilla y de Aragón. Quitaron las mayordomías a Sevilla para darlas a Barcelona, llevaron hasta esas tierras sin nada a la incipiente industria del textil en detrimento de las feraces tierras y costas de Valencia, y poco les falto para arrasar con minas y altos hornos sino fuera porque era del todo imposible llevar las profundicades de la tierra hasta el Condado de la Codicia. Con el rey Felipe al que tanto odian la cosa siguió hasta ser caricaturesca, y los prohombres más gañanes que catalanes empezaron a preparar su velada traición. Franco fue otro campeón en llenar de flujos económicos e industriales las ponzoñosas tierras del descontento y de la engañina. Hasta allí emigraron miles de jornaleros en modo de nuevos esclavos donde llenaron los bolsillos de la fétida oligarquía catalana a la que ahora defienden con uñas sus nietos abducidos por los cantos de sirena de la monserga separatista.

Ahora los que han gobernado con mano de hierro, lloran a Europa clamando que son atacados por la porra franquista sin mencionar las barbaridades cometidas por sus bien pagados mossos de las cuadras y la pretoriana guardia urbana de las Colau de turno. Se acusa a los guardias civiles y a los policías nacionales de atropellos sin fin cuando fueron ellos, la incívica población separatista quienes acosaron, insultaron y atacaron a los hombres de la ley que actuaban por orden de la justicia, mientras que las hordas de criminales sublevados actuaban al compas de la música que proporcionaban los adláteres de la CUP, la ANC, de OC y del PdeCat provenientes de sus líderes en la sombra, los Puyol, los Más y las mesas nacionales de los partidos subversivos en los que mandan la basura antisitema que sueña con la pobreza repartida en la tómbola de los payasos.

La realidad es que los catalanes solo buscan quedarse con las ganancias que España les ha proporcionado durante siglos en la crencia de que podían abandonar con la boquita pequeña como lo hace el Oriol que se postula cristiano y buena persona cuando no deja de ser un traidor, un ladrón y un sinverguenza sin parangón. O el desgraciado rufián del mismo nombre, del que abominan sus antiguos paisanos de Jaén, y al que debería lavar su madre su sucia boca con el jabón de alguna buena marca española.

Yo espero que los catalanes no se vayan, yo espero que les enseñemos respeto, acordemos con los buenos catalanes una nueva relación de hermanos, dividamos tanto exceso de riqueza entre zonas deprimidas de España, detengamos a los causantes del daño que se cifrará en miles de millones a la industria, a la confianza y a las gentes, que paguen con cárcel porque no podrían hacerlo con patrimonio, que jamás puedan volver a representar al pueblo. Devolvamos la justicia y el orden a las calles que tan cívicas se han considerado a pesar de no serlo ni parecerlo.

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