martes, 12 de febrero de 2019

Porque no hacéis un favor los pobres del mundo y os morís...



Parafraseando al alien de Independence day, es lo que os diría un multimillonario de La City o de Miami, de Berna, de Berlín o del coño de La Bernarda que para el caso da lo mismo (mi madre comentará que muy bien pero que sin tacos).
Ya no os necesitamos para casi nada, y hacéis de este mundo un sitio bastante vulgar que apesta a la miseria que destiláis con vuestra sola presencia.
Digo que no os precisamos a menos que sea para gozar de vuestro sexo cuando aún sois jóvenes y bellos, para mandaros a las guerras que hacemos entre caballeros los que mandamos, o para aprovechar vuestros órganos como repuestos de nuestros cuerpos de pata negra.
Morís por favor, pero no hagáis mucho ruido; por ejemplo no lo hagáis en las vallas de Melilla o Ceuta, porque es vomitivo ver como tratáis de conmover la opinión impúdica con vuestras miserias atrapadas entre alambres de espinos, podéis hacerlo en vuestras barcuchas de feria ahogándoros sin testigos en el hermoso Mar Mediterráneo, y de paso servir de carnaza para los tiburones que luego podremos ir a pescar en nuestros yates.
Ahora tenemos robots cada vez más listos y que no apestan a pobre de solemnidad; pronto podremos fabricar órganos humanos de sustitución en cerdos o vacas; y del sexo todo se andará con unos robots de fábula y a elegir entre efebos de marfil, chicas voluptuosas o tiernos infantes.
Por favor, por qué no os morís.

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