lunes, 18 de febrero de 2019

Sin novedades en el frente.



El día 17 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España desde el levantamiento militar que acabó con la República en España e impuso una dictadura criminal. Los titulares del pais nos informaban de:
* Connors, primer cabeza de serie en Wimbledon.
* Sevilla iniciados el derribo de los refugios de la Corchuela, barrio marginal
* Coctel Molotov contra un jeep de la Policía Armada. Dos miembros de la Policía Armada sufren quemaduras de pronóstico reservado como consecuencia de un cóctel Molotov que explosionó en el jeep en que prestaban servicio. Los autores del atentado son, al parecer, un grupo de manifestantes que intentaba penetrar, en el momento en que se produjeron los hechos, en la sede de Alianza Popular en la Ciudad Condal.
(Fuente El Pais en http://elpais.com/tag/fecha/19770615)
Yo en ese momento me hallaba en Melilla prestando mi compromiso de dos años con La Legión, y ahora que lo pienso no tengo muy claro el recuerdo sobre tal día, dudo muchísimo que los jefes militares del Tercio Gran Capitán nos pusieran urnas para votar.

Aquellos eran otros tiempos, todo iba demasiado rápido. Yo con mis veinte años ya había pasado por las dos instituciones de la España eterna, el Ejército y la Iglesia, pero también conocía de primera mano el mundo laboral y las huelgas obreras. Del ejército quería aprender a luchar, porque rezar ya sabía y ser explotado era poco interesante. Ahora sé que cuando me perdí esas elecciones a las que seguramente no tenía derecho, aún no tenía la mayoría de edad pero si un fusil de asalto cetme asignado, no me perdí gran cosa, si acaso el ser ninguneado por primera vez por los políticos que a partir de entonces empezarían a vivir del cuento y hacerse ricos a costa del erario público y la corrupción galopante, que sepáis que estas mierdas vienen de aquellos lodos.

Y que arrogantes eran todos. Recuerdo mis primeros pasos en la industria textil, los tejedores nunca te enseñaban nada, si acaso que les sirvieras para hacer muchos metros de alfombra y ganar más que nadie. Parecía que les quisieses quitar su sueldo aprendiendo el oficio, te veían como un enemigo. La Legión no fue mejor en ese aspecto, un capitán me llegó a decir sic: Manchón, cada maestrillo tiene su librillo y yo tengo el mío, no te pases ni un poco. Luego me mandó lejos de la compañía a la Sección de Trabajos, conocida popularmente como El Pelotón de Castigo o La Pelota, eso sí como vigilante no como arrestado, por los pelos.

Así que como mi querida España hube de apañarmelas solo para aprender, y la cosa me ha perseguido desde siempre, si os lo cuento no lo vais a creer, el caso es que en la Policía Nacional nada más entrar me acusaron de rojo, y un poco lo era, pero se suponía que ya estabamos en democracia y yo venía de La Legión, en la Academia de Badajoz, a pesar de que comenzó un tanto mal, mi Capitán me puso a dirigir a la unidad que debeía aparecer en el primer desfile del Día de las Fuerzas Armadas del año 1979 en Sevilla. Me pase media Academia Especial de la Policía marcando el paso a los compañeros y me libré de algunas pruebas como el judo. En Sevilla ibamos justo delante de La Legión que aunque parecía intentar darnos alcance, no lo lograron ya que yo marcaba un paso rápido a los nuevos Policías Nacionales que ese día estrenabamos nombre y uniforme, el marrón.

Cuando pasé a segunda actividad en la Policía, después de un tiempo de reposo me apunté en la Facultad de Derecho de la Universidad de Alicante, y allí aunque llegué a delegado de curso varios años, conseguí que algunos profesores me odiaran, de nuevo parecía que yo era un peligro para sus puestos. Con la matrícula de cuarto y después de que Hacienda, que por ese tiempo no dirigía el Montoro, me embargara el sueldo debido a una incomparecencia mía, ya que me mandaron el certificado para que compareciera a mi anterior domicilio, aunque yo ya había cambiado la dirección en la propia delegación de Alicante, y a pesar de llo me jodieron con vileza lo que me llevó a no poder abonar las tasas universitarias, no quise pedir dinero a nadie, y el desgraciado del por entonces Rector de la Universidad me quitó las tasas pagadas a modo de multa y me castigó con dos años de alejamiento universitario. No volví.

Bueno iba a hablar de la España de las elecciones y os he contado un poco de mi vida, lo dejaré en mi perfil de Facebook y en mi colección "Muy Personal" de Google +. De las mujeres de mi vida, casi mejor no os cuento nada porque me fue como todo lo demás, de desastre en desastre. Y yo quiero arreglar el mundo, manda huevos.

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