martes, 12 de febrero de 2019

Hace tiempo, no demasiado.



Decidí borrar los postes de mi cuenta de Facebook porque me había implicado en exceso y a menudo tenía encontronazos con algún personal debido a la diferencia de opiniones. Ahora voy a dar un paso atrás en mi relación con Google+, aunque habiendo tenido un par de encontronazos con algún personal los he resuelto con rápidos bloqueos. Aquí el tema va por otros derroteros. Cuando borré los postes del face lo hice con la sana intención de desarrollar mis ideas en otro espacio donde pudieran mantenerse en el tiempo, y a lo mejor a alguien les aprovecharían mis historias, memorias o simples experiencias.

Ha pasado un tiempo razonable en Google+ y vuelvo a los errores del pasado en el facebú. Creo poder arreglar el mundo criticando sus malos hábitos y no aprecio mis propios malos hábitos de tan ensimismado que estoy tratando de corregir los fallos ajenos.

Hoy hablando con una amiga y activista de Podemos con la que me he reunido a fin de ver cómo podíamos relanzar el círculo en nuestro pueblo, he acabado renegando del mundo y hemos terminado despidiéndonos sin acuerdo posible ya que mis diferencias con algunas políticas de Podemos y sobre todo con su filosofía política, que como le he dicho trata de repartir la pobreza en vez de empeñarse en repartir la riqueza, y sigue erre que erre tratando de ser buenos camaradas con un partido (PSOE) que está ya en las antípodas de la izquierda real. Ambas cuestiones en las que yo atisbo una torpeza y un error de cálculo desproporcionados que no le convienen a la formación morada, así como la extenuante lista de mareas, grupos, agrupaciones, tendencias y todo aquello que de siempre nos ha converido a los izquierdistas y a los trabajadores en minorías políticas, siendo la mayoría ciudadana real y aplastante.

Así que he decidido que me retiro a mi cueva de pensar a la espera de elaborar mi propia ideología, mi fórmula mágica con la que derrotar a los asesinos del planeta y de la vida de las especies y de los pobres. Me aparto en la cercanía para poder mirar con perpectiva a esta sociedad inmoral que todo lo cambalechea, a tantas personas buenas que sufren y a tantas malas que hacen sufrir. Atisbar desde mi otero las zafias formas de los políticos corruptos, de los tribunales de la injusticia, de los voceros de la maldad y del saqueo, de los tonticos bien intencionados que de tan tontos ya molestan. Preparar a las generaciones venideras que se nieguen a la esclavitud dotándoles de los preceptos para hacer de una puta vez la Revolución Pendiente y salvar del holocausto a esta loca Humanidad, del acabose de la vida a la biodiversidad y del final de los tiempos en los que pudimos ser los amos del Universo navegando entre las estelas de las estrellas, siendo ungidos con su polvo celestial y escogimos la senda de la demolición del paraíso terrenal.

Y que no os engañen, o tomamos el control del mundo ya o no pasarán más de dos o tres generaciones antes de que la vida en la Tierra sea imposible. La cuenta atrás empezó ayer o el año pasado, pronto las emisiones de gases invernadero aflorarán en la tundra rusa, una zona mayor que toda Europa y América del Norte. La desparición de los casquetes polares traerán inundaciones a zonas habitadas por la mitad de la humanidad, las sequías y las tormentas violentas destruirán año tras año las cosechas y el mundo entrará en el caos. Solo hará falta una chispa, que puede prender el tarado norteamericano o el payaso norcoreano, para que se inicien las confrontaciones armadas entre las potencias nucleares por apoderarse de los últimos recursos y de las zonas más seguras del planeta. Pero de aquí nadie va a escapar y si algunas élites estúpidas lo intentaran en una nave espacial de grandes dimensiones rumbo a un planeta habitable pero lejano, nave construída por los últimos esclavos y los primeros robots, nunca llegarán a su destino porque con ellos embarcará los virus del egoísmo, de la estupidez congénita y del odio al diferente. Jamás llegarán a destino alguno. De aquí nadie escapará vivo.

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