viernes, 4 de marzo de 2022

El principio de legitimidad democrática

 



El principio de legitimidad democrática en las manifestaciones, espontáneas o no, de los ciudadanos fuera de los cauces habituales como las elecciones, puede ser estimado a través del llamado por mí: cálculo de presión legítima dentro el paradigma democrático, que básicamente es una forma bastante retorcida de explicar algo completamente legítimo.

Si pudieramos volver unos decenios atrás con una máquina de esas del tiempo, y nos situásemos en los inicios de la ascensión al poder del partido nazi en Alemania; eso sí, pensando que los jodidos y criticones "yo lo sé todo y soy mejor que tu" de los alemanes, se hubieran opuesto fuertemente a la basura mental del mierda de Hitler, incluso tomando plazas y levantándose en armas contra sus criminales compatriotas, puede que Europa no fuese la que es, y desde luego no habría tenido que pasar por tan terrible esperiencia.

A lo que voy es que en determinadas circunstancias el pueblo tiene legitimidad para levantarse en contra del poder establecido, incluso aunque éste lo haya sido por libre elección democrática.

Cuando el poder se traviste y cambia de demócrata a tirano, es solo un remedo de la libertad que deviene en opresión; en ese momento, el pueblo como soberano, sin más trabas ni obstáculos, puede enfrentarse al gobierno de turno, y lo puede hacer con plena autorización democrática, aún sin pasar por urnas que valgan.

Y ahora vayamos al cálculo de presión legítima en el paradigma democrático. Este cálculo se efectúa para verificar si la presión, más allá de los límites o de los cauces legales establecidos en cada pais, puede ser considerada como democracia funcional o simplemente tacharlo de algarada o de revuelta popular.

Para hacer este cálculo no nos van a hacer falta grandes eruditos ni expertos en complejos procesos de cálculo, solo se van a precisar dos elementos que cada humano tenemos en nuestras caras. Efectívamente: los dos ojos.

Con nuestros propios ojos podremos ver si el personal que se encuentra en estado soliviantado tiene o no legitimidad democrática para efectuar la presión que pretende. Si las gentes aguanta un tiempo considerable bajo inclemencias, cargas, multas, acoso mediático, descalificaciones varias, en fin, si el pueblo aguanta lo que se le viene encima, y nadie o muy pocos desisten de sus reclamaciones, entonces tenemos presión legítima dentro del paradigama democrático, y lo demás son cosas de dictadores venidos a más.

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