sábado, 16 de marzo de 2019

Jueves 16 de marzo de 2017.



Sigue haciendo algo de viento y el aire es un poco frío sobre todo a primera hora de la mañana y al oscurecer. Los días siguen tan monótonos como de costumbre desde hace casi ocho años. Esta noche soñé que me enamoraba de nuevo, y no, no era un sueño de sexo, sentí algo así como el amor verdadero, aunque no puedo recordar su cara, la de ella.

Hoy dice la tele que el gobierno ha sido derrotado, bueno que el Congreso le ha echado atrás un Real Decreto con el que pretendía acabar con los derechos laborales de los estibadores. En seguida se han oído voces de amenaza con elecciones anticipadas que los secuaces del PP estiman les van a beneficiar; realmente no alcanzo a comprender quien le presta los votos a esta mafia de apandadores.

Últimamente se lee y oye mucho sobre la IA (inteligencia artificial) y más concretamente sobre el mal uso que se teme hagan las grandes fortunas de los androídes y de todo tipo de robots cuando sus humbrales de inteligencia y auto suficiencia les hagan merecedores de suplantar a los humanos en todo tipo de actividades laborales, incluso el influyente y poco sensacionalista diario inglés The Guardian ha dedicado un amplio editorial al tema, afirmando que si no se asegura el bienestar de las poblaciones los ricos aprovecharán la coyuntura para excluir de la sociedad a los trabajadores y las clases medias, creando dos mundos y finalmente propiciando el exterminio de los no rentables.

De todo ésto ya he escrito sobradamente en varias ocasiones pero parece no importarle a nadie. Pasa lo mismo con el tema de los estibadores, esta gente se queja con razón ya que la UE, el gobierno y los empresarios pretenden dejarles sin los estupendos sueldos y ventajas sociolaborales que tienen actualmente, pero estos que ahora amenazan con paralizar el pais para defender sus derechos, fueron poco solidarios con otros trabajadores, por ejemplo con los controladores aéreos, claro otros obreros privilegiados; pero cuantos de éstos movieron un dedo para apoyar las reivindicaciones de la industria en los años ochenta cuando el PSOE desmontaba las acerías, las navieras y las grandes industrias por indicación de la UE, justo como ahora. O sin ir muy lejos quienes están apoyando a los taxistas que se han levantado contra el abuso de las plataformas de internet que roban sus empleos y dotan a la ciudadanía de un servicio nefasto y de bajísima calidad, amen de la evasión pura y dura de impuestos que luego no habrán para dedicarlos a las pensiones, escuelas, hospitales, etc. Que no tenemos un gobierno, que tenemos una secta de majaderos, que ya te digo, pero los currantes que votan a la derechona y que ahora van a quedarse sin sus maravillosos chollos laborales que no disparen para arriba que ellos como otros antes que ellos no han sabido, querido o intentado ayudar y apoyar a otros trabajadores que luchaban como ahora ellos por la defensa de sus derechos, sus trabajos y su dignidad. Mirad sino las miles de mujeres que son explotadas en la limpieza de hoteles, los millones de obreros que trabajando son pobres porque sus sueldos apenas dan para el alquiler, la luz y el agua.

Mientras los ricos y las empresas se unen para defender sus métodos de explotación, comprando voluntades y organizando partidos y lobbies con los que doblegar la voluntad de los legisladores y de los ciudadanos, los obreros se hayan dispersas sus fuerzas, enfrentadas sus gerarquías y diezmadas sus huestes. Pronto la gran empresa iniciará una nueva revolución, una revolución que no traerá esperanzas a las masas de famélicos, ni a los obreros pobres, será en realidad una contra revolución que traerá millones de máquinas, unas con aspecto humano a las que llaman androídes y otras con aspecto biodiversificado a las que no reconocerá ni sus padres, estarán en nuestras aguas como sumergibles controlando la pesca ilegal, estarán en nuestros aires como drones o mosquitos para ver todo lo que se mueva, ocuparán las fábricas en tanto hayan consumidores a los que sacar hasta la última libra, dolar o dirham.

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