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jueves, 17 de enero de 2019

De las cosas de las bestias, 4ª parte.


Cuando apareció nuestra especie, tan frágil y tan poco peparada para los retos en medio de la naturaleza salvaje, de haber existido la posibilidad de apostar por nuestro éxito, sin duda alguna las apuestas que se hubieran obtenido lo habrían sido en contra de nuestra supervivencia. Y sin embargo las cosas nos salieron mucho mejor de lo esperado como especie, lo que por desgracia se tradujo en un desastre de supervivencia para el resto de especies animales y vegetales.
El ser humano, desde su irrupción como ente biológico, ha intervenido en la vida natural del Planeta actuando en modo divino, ha echo y desecho con impunidad y eficacia dignas de elogio o temor, según cómo nos califiquemos. Pero ahora me toca hablar de los derechos de los animales y de las plantas que aún se desarrollan y sobreviven en La Tierra a pesar del ser humano.
Para la mayoría de los humanos los animales y plantas son seres que ni sienten ni padecen, lo cual certifica una vez más la futilidad de la mente humana, tan vanamente elogiada. Desde la más pequeña de las criaturas microscópicas hasta el más grande de los gigantes vegetales, tienen sensaciones, el dolor y el placer va con ellos al igual que nos sigue a nosotros, les sigue a ellos a lo largo de sus existencias. Otra cosa es que puedan explicar con nuestras palabras sus sentimientos y sus sensaciones, pero eso es igual a lo que nos pasa a nosotros que tampoco podemos expresarles a ellos de forma que lo entiendan nuestras propias sensaciones y sentimientos.
Nosotros, al igual que las plantas y el más humilde de los microbios, precisamos nutrientes para seguir vivos, necesitamos ciertas condiciones ambientales para no perecer, el fuego puede convertirnos en cenizas y el frío extremo congelaría nuestros fluídos vitales y acabaría con nosotros. Todos los seres nos multiplicamos usando el sexo u otros procedimientos similares; ellos y nosotros tratamos de proteger a los nuestros, aunque en esto hay diferencias incluso entre los nuestros más cercanos, para esas siniestras y antinaturales acciones inventamos palabras como el homicidio, el genocidio, el parricidio, y un largo etcétera de términos.
Las plantas al igual que los animales humanos o no, sangran cuando se les corta, los vegetales derraman su savia y los animales su sangre. Las hojas se les secan o se mustian, a nosotros se nos aja la piel y vidrian los ojos, al igual que a los peces, al toro, a la liebre o al caimán.
Isaac Asimov en su relato «Círculo vicioso» (Runaround, 1942), establece las tres leyes de la robótica:
1ª Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2ª Un robot debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
Y ésto se hizo para unos seres que solo habitaban en la calenturienta mente de este gran escritor. Hoy en día se está empezando a legislar sobre algunos derechos de los animales, sobre todo en las sociedades más avanzadas en derechos de los animales humanos, llamadas democracias y situadas en el orbe occidental; aunque estos avances afectan principalmente a los animales de compañía y luego a sus usos en la investigación farmaceútica y cosmética; se observan también algunos avances en los usos de las bestias no humanas en eventos de ocio como circos, acuarios o corridas de toros, aunque en estos últimos eventos son más bien escasosy siempre por una fuerte contestación de activista humanos pro derechos de los animales no humanos.
Yo pienso, entre otras cosas, que no deberíamos esperar mucho más para convencer a la sociedad de que la vida de todos los seres vivos es imprescindible para que sea posible la continuidad biológica en el planeta Tierra. Los avances de la ciencia hace que a corto plazo podamos desarrollar un nuevo entendimiento con el resto de la biodiversidad que hace de este planeta una esfera celeste incomparable y puede que inigualable. También puede que sea este el porqué de la vida inteligente, aunque no demostrada aún, en La Tierra. Puede que los seres humanos nos hayamos desarrollado como una especie de virus protector de toda la biodiversidad, tanto de la Tierra como de otros planetas habitados por descubrir y apadrinar, aunque la mayoría no lo sepa.
Yo quiero contribuir proponiendo las siguientes leyes de la biodiversidad, más dirigidas a los animales humanos que al resto a los que la primera ley les...
A los seres vivos no humanos.
1º Se les dejará a su libre albedrío, solo se podrá intervenir para limitar su reproducción en el caso de que constituyan una amenaza para la supervivencia de otras especies animales o vegetales.
2º Su utilización como alimento por los animales humanos solo estará autorizada como solución de supervivencia y siempre que no exista una posibilidad cívica o comercial. Su muerte o caza para cualquier otro uso será perseguida y castigada con severidad.
3º La industria alimentaria humana se abastecerá de productos cárnicos, tanto de tierra como de agua, mediante tecnología de laboratorio y de impresión en tres D, cuando la haya. Entre tanto los gobiernos del mundo habrán de dedicar al menos al 10% de su masa laboral y científica en la investigación y el desarrollo de sistemas, laboratorios, maquinaria, protocolos, tecnología y todo tipo de instalaciones para la producción de alimentos de biología animal sin el sacrificio de animales no humanos.
4º Los alimentos de procedencia vegetal se producirán dentro de instalaciones que no interactuen con el medio salvaje, y en edificaciones verticales y subterráneas que roben el menor espacio al planeta, con autoproducción hídrica y energética. Los abonos, productos químicos e insecticidas deberán quedar confinados en las instalaciones sin que puedan salir al exterior en caso alguno.
5º El uso en espectáculos de animales no humanos será erradicado y perseguido en todo el planeta con penas graves de prisión para sus promotores y actores.
6º La destrucción de hábitas, manadas y los incendios forestales serán castigados con severas penas de cárcel.
7º La contaminación medioambiental será perseguida de igual forma con severísimas penas de cárcel.
8º En todos los casos de ataques al medio ambiente o a la vida animal o vegetal además de las penas severas de cárcel se añadirán multas de gran calado que sean ejemplarizantes.
9º La creación de especies animales o vegetales mediante la mezcla, el mestizaje o cualquier otro procedimiento queda reservada para una entidad a crear de la Organización de las  Naciones Unidas.
10º Es obligación de todos los gobiernos y de todos los humanos preservar nuestra Arca Biológica para transmitirla a nuestro hijos en mejores condiciones a las que la recibimos, y comprometernos a que ellos entiendan y copien cada una de las leyes aquí expuestas.
Un apartado de Hawking que estás en los cielos, en:
https://www.facebook.com/AntonioCopyRight/
© Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2018.
Todos los derechos reservados.

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